Ofrecimientos ya hay, y van a haber por montón cuando inicie en serio la campaña electoral, pues contamos con más de dos docenas de candidatos presidenciales, unos más desconocidos que otros, pero que llenarán requisitos para vender su ficha en una segunda vuelta a cambio de puestos o prebendas en el futuro gobierno. Hay que revisar la lista detenidamente, no para votar por el mejor postor, porque en realidad no parece haberlo, sino para reflexionar sobre lo que hace falta hacer en Guatemala para iniciar un proceso serio de transformación. Pese a que estemos desencantados del "sistema" político, que no es tal en el país, está claro que, para hacer cambios profundos, se necesita construir una real alternativa política y no remedos de unidad en donde cada uno quiere imponer sus candidatos; es preciso contar con un programa avanzado que saque a Guatemala de la situación en que la mantiene el poder económico y el ejército.
Ya comenzaron a aparecer empresas que hacen encuestas de opinión, bastante desconocidas, que nos están vendiendo a tres candidatos; por un lado, la imagen de una candidata que se ha aliado con lo más oscuro de la oscuridad, en su afán de llegar a tener la presidencia; por otro lado, la hija de un general genocida, respaldada por figuras que niegan que hubo genocidio contra la población, que fueron los artífices del famoso jueves negro que enlutó a Guatemala. Pero también encontramos a otro candidato que, aunque desconocido a nivel nacional, ha sido denunciado por tener las manos manchadas y haber sido cómplice de adopciones ilegales. En todo caso, está claro que, según ellos, que bueno terminar con los izquierdistas o con todos aquellos que pensaban diferente y querían construir la nueva Guatemala.
Por ello, hay que abrir bien los ojos, hay que analizar más detenidamente la situación en que hemos estado estos años y mirar hacia el futuro, tratar de construir una alternativa real para disputar el poder y dejar los intereses personales y de grupo que impiden la unidad de fuerzas o movimientos y partidos progresistas que presenten un programa alternativo que rescate a Guatemala del poder hegemónico que la ha sojuzgado en las últimas décadas. Tiempo es ya de poner a un lado los intereses personales en función de los intereses colectivos y pensar en el país que queremos. Guatemala se hunde y hay que rescatarla. Los viejos revolucionarios, los que hicieron posible los diez años de democracia, en su mayoría han muerto;, rescatemos su memoria, sigamos su ejemplo de lucha para derrocar el ubiquismo y construyamos el país que soñaron para que sus hijos vivieran en paz y democracia y para que reinara la justicia social..
Tenemos mucho que hacer en este año que se inicia con ofrecimientos de campaña y no hay que dejarlo para mañana que es demasiado tarde frente a la ultraderecha que nos quiere llevar a la época del oscurantismo.
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