Arribamos a otro Día Internacional de la Mujer sin que las condiciones de discriminación, racismo, exclusión, abuso de poder, violencia y muerte cesen;, por el contrario, constantemente hay denuncias de ese tipo de abusos y hay regiones en donde los femicidios y la violencia contra las mujeres han aumentado considerablemente. Las frías estadísticas así demuestran la muerte de mujeres a manos de machos violentos o de delincuentes comunes que se ensañan contra ellas.
De la igualdad de género se habla y escribe mucho, y hasta instituciones públicas tenemos, pero en la práctica no avanzamos en nada. Las condiciones de explotación en las fábricas, especialmente en las maquiladoras, y en el comercio o en las casas particulares no cambian y los derechos de las mujeres siguen siendo pisoteados y las leyes aprobadas para su protección no se aplican, mucho menos los tratados y convenciones firmados y ratificados por Guatemala a nivel internacional. Más del cincuenta por ciento de mujeres viven en el área rural en donde las condiciones son deplorables y el Estado brilla por su ausencia; muchas de ellas incluso se han convertido en cabezas de hogar.
Cada vez más, la presencia y la voz de las mujeres se deja sentir en las manifestaciones y protestas y se escucha la exigencia del respeto y cumplimiento de sus derechos más elementales.
El aporte de las mujeres a la lucha por la libertad, la justicia, la democracia y la igualdad de género ha sido y sigue siendo fundamental, pero a pesar de las diversas leyes aprobadas por la lucha de las mujeres, como: la Ley de Dignificación y Promoción Integral de la Mujer, la Ley de Desarrollo Social o la de Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia Intrafamiliar, la situación sigue siendo difícil, pues del dicho al hecho hay mucho trecho que recorrer, ya que el Estado no cumple con sus obligaciones. El artículo 4º. Constitucional señala que “En Guatemala todos los seres humanos son libres e iguales en dignidad y derechos. El hombre y la mujer, cualquiera que sea su estado civil, tienen iguales oportunidades y responsabilidades…” pero nuestra realidad dice todo lo contrario, pues no hay igualdad de oportunidades y los derechos más elementales son violados, de ahí que el día de hoy se levanta la bandera de la justicia social y el respeto a los derechos de las mujeres.
Y, ni siquiera hablemos de la participación política de las mujeres, de su presencia en los espacios de toma de decisiones. Las mujeres han sido pioneras en la lucha por la búsqueda de las personas desaparecidas, por el resarcimiento a las víctimas de la guerra. Son constructoras de la paz y la democracia, pese a que siguen siendo relegadas y marginadas.
Como acertadamente lo señaló la Presidenta de la Confederación Sindical Internacional (CSI) “La paz y la democracia no podrán lograrse sin la plena igualdad y la inclusión de las mujeres”.
https://elperiodico.com.gt/opiniones/opinion/2023/03/09/las-mujeres-y-su-lucha-por-los-espacios/
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