Esta semana inicia formalmente la campaña electoral y todavía en algunos lugares, se preguntan si es una oportunidad o una amenaza a la democracia. Otros piensan que como es un derecho elegir y ser electo, se debe participar. Para otros, como la única oportunidad para hacer los cambios que necesita el país.
Estas elecciones son las peores y las más conflictivas que se llevaran a cabo en el país después de la firma de paz. La gente de a pie, por lo consiguiente, solo esperan encontrar por lo menos algo de alivio a la tan angustiada situación de pobreza y extrema pobreza en la que se vive. Como dijera, don Manuel: “algo son unos Q.100.00 o hasta Q.1,000.00 quetzales o lo que nos den, para comprar algo de comida, o arreglar en algo mi casa”.
Hasta el momento no podemos hacer análisis sobre los planes de gobierno que presentará cada partido. Pero, analizando las narrativas, hasta ahora, podemos apreciar que todos siguen revolcándose en el mero populismo. Mientras los electores, les hacen “urra”, como si estuviéramos reviviendo el circo romano o la proclamación de rey o reina y se grita, “larga vida al rey”. Y volveremos a escuchar en las tarimas públicas, un rosario de ofertas, tratando de cumplir con la demanda de la población, a esto se le llama “populismo clientelar”.
Estamos casi obligados por los intereses del grupo criminal guatemalteco, que coopta el Estado colonial, a elegir, ya no por el colocho, orador, carismático, como; Vinicio Cerezo; por el blanquito, como; Alvaro Arzú; por el populismo de Alfonso portillo, por el campechanismo de Berger, etc. Hoy; obligan inmisericorde al pueblo de Guatemala, sino entre el “buen ladrón y el mal ladrón” y tampoco entre “el peor y el menos peor”.
Comienza la batalla final o por lo menos la primera parte, del sprint final, para elegir a un presidente y un vicepresidente, 160 diputados, 340 corporaciones municipales y 20 diputados al Parlamento Centroamericano. Lo que vemos, entre todo el enjambre de partidos, lo mismo: ladrones-corruptos-asesinos-violadores-genocidas, acosadores, vividores y la mayoría con financiero del Estado: “nosotros le agradecemos a Dios, porque nos autorizaron utilizar recursos del MAGA, para darle cosas a la gente en esta campaña”, decía un candidato a la planilla de VAMOS en un municipio de Alta Verapaz.
Sin pena y gloria, los candidatos ungidos de la derecha, si están haciendo su fiesta. Regalando cosas y ofreciendo proyectos, también amenazando a las comunidades, que si no votan por ellos, comenzará la represión: “aquí vino a amenazarnos Polo Salazar , que si no votamos por ellos, nos atenemos a las consecuencias”, afirmaba un comunitario de una comunidad de Alta Verapaz.
No podemos decir, que solo en un partido están escondidos la crema innata de la criminalidad guatemalteca, porque están en todos. Los hasta ahora llamados legalmente partidos, porque ninguno es partido hasta el momento, todos son empresas políticas, como cualquier tienda del comercio guatemalteco, está controlado por clanes familiares: papás, mamás, hijos, hijas, yernos, nueras, amantes, amigos, vecinos. No solo a nivel de la capital, en los municipios la situación es mucho peor. Son roscas familiares y corruptas, quienes están disputando de nuevo los espacios públicos.
Entonces, en manos de quién está cambiar el rumbo político y económico del país. ¿Cómo construir poder popular? ¿Poder comunitario? El cambio, no está en manos de este grupo de criminales guatemaltecos. Ni mucho menos de sus estructuras que se llaman “partidos políticos”. Tampoco está en manos de la comunidad internacional y sus instituciones o sus ONG.
Los cambios profundos que le urgen al país, como la construcción de una democracia inclusiva, participativa, comunitaria o como queramos llamarle, está en manos de los pueblos, la sociedad civil, las organizaciones sociales, los movimientos sociales, movimientos de pueblos. Para esto, urge un proceso de formación profunda para tomar conciencia, que lo que han hecho los políticos hasta ahora, es someternos a sus intereses . Juegan con nosotros, después de habernos sumido en la situación de miseria en la que nos encontramos.
Estas elecciones son importantes, si, pero no para la democracia actual guatemalteca. Urge fortalecer y desarrollar procesos de movilización político-social, para construir un nuevo país, y entonces, habrá que pensar bien el voto y luego, auditar política y socialmente a quienes lleguen y darles un compás de espera de unos tres meses, para que presenten, un verdadero plan de gobierno, porque lo que entregaran en los foros, solo serán palabrerías. Ahora no vale, pensar en darles el “beneficio de la duda”, porque no se puede confiar en ningún ¡ladrón!.
No hay comentarios :
Publicar un comentario