IRMALICIA VELÁSQUEZ NIMATUJ
Tuve el honor de conocer a don Juan cuando junto a Rosalina Tuyuc y otras valientes mujeres realizamos el Primer Tribunal de Conciencia contra el Racismo, en septiembre 2002. Estábamos hartas del racismo cotidiano que se negaba, pero que nosotras enfrentábamos diariamente con insultos, chistes, burlas y negación de servicios en universidades, parqueos, oficinas públicas, empresas privadas, organismos internacionales y en áreas de distracción como restaurantes.
Como mujeres éramos vulnerables por vestir nuestros trajes regionales, pero demostramos que el racismo también golpeaba a los hombres, allí fue donde don Juan, subcomandante del Ejército Guerrillero de los Pobres, EGP, nos dio una lección con su testimonio en el teatro Miguel Ángel Asturias. Él nunca negó su militancia guerrillera, pero no la explotó para fines personales ni la idealizó. Por el contrario, fue crítico de la estrategia guerrillera, por eso, narró el racismo que él y los indígenas alzados enfrentaron en la montaña e hizo un análisis agudo de las acciones racistas de los comandantes que minaron el compromiso de militantes indígenas.
Continué aprendiendo de él –a través de su sencillez y su claridad de pensamiento frente a la larga y permanente historia de despojos a los que han sometido a los pueblos indígenas– en Plataforma Agraria, en donde trabajó en organización, elaboración de propuestas y negociación con el Estado para acceso a tierra cultivable para familias indígenas pobres.
¡Hasta siempre don Juan! ¡Gracias por su ejemplo de militancia y compromiso orgánico con su pueblo kaqchikel y los pueblos indígenas del mundo! Su voz pausada y su análisis sobre la lucha que no debe claudicar para que la justicia social alcance a todas las mujeres y hombres de Iximulew, es su herencia para la eternidad.
Fuente: http://www.elperiodico.com.gt/es/20140120/opinion/241197
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