MIGUEL ÁNGEL ALBIZURES
“En estas condiciones, no queremos elecciones”, es un grito que a la par de las pancartas se repite cotidianamente, pues a pesar que los procesos electorales siempre han dejado mucho que desear, estas elecciones que se avecinan, son las peores de la historia de los últimos 30 años, pues se realizarán bajo la crítica y rechazo de importantes sectores de la población que exige cambios sustanciales en el sistema de partidos políticos y en otros aspectos que son de vital importancia para el futuro del país.
Una a una, las peticiones de los y las ciudadanos que se han congregado en las plazas han sido desechadas, porque no conviene aprobar reformas que afectan los intereses políticos y económicos de los de siempre, no solo de los dueños de los partidos, sino de quienes aspiran a reelegirse o ser elegidos diputados o alcaldes. Muchos de ellos nos han demostrado desde su curul, donde levantan la mano por conveniencia propia o desde las alcaldías donde la población exige obras y no palabras, que merecen ser depurados y no solo los señalados por el Ministerio Público y la CICIG que si les demuestran las acusaciones, deben parar en la cárcel y olvidarse de participar en política.
El 4 de junio señalé en un artículo que: “Por eso no hay que ceder hoy, el pueblo ha despertado y es el momento de luchar por un pacto social, un gobierno de transición o de unidad nacional, que garantice los cambios que el país necesita, pues no se puede confiar en el Congreso actual, ni en la clase política que aspira a gobernar. Todos los sectores deben ser tomados en cuenta en igualdad de condiciones”. El camino desde la renuncia de la Vicepresidenta, era ese, y no el empecinamiento del Presidente en el poder que, como nadie, se ha ganado el rechazo de amplios sectores sociales, aun cuando siga con el respaldo de diputados a quienes más temprano que tarde les llegará el turno.
Las elecciones no resolverán la crisis política que atraviesa el país, pues no hay que olvidar que para derrotar la corrupción en todas las instituciones del Estado y para fortalecer el Estado de Derecho, hay que transformar el sistema de justicia, depurar el recinto parlamentario y convertirlo en un auténtico Congreso donde se debatan con altura, los problemas de la nación y se tomen en cuenta las propuestas ciudadanas. Digan lo que digan, nos acusen de lo que quieran seguiremos insistiendo en la renuncia del Presidente y en la transformación del Estado porque esa es la voz de quienes han tomado conciencia que los cambios no se producen sin lucha, sin resistencia, sin el aporte de mujeres que han salido a las calles o de quienes se han declarado en huelga de hambre para que las peticiones se hagan realidad y las nuevas generaciones vivan en la otra Guatemala que seguimos anhelando y por la que hay que continuar luchando.
http://elperiodico.com.gt/2015/08/20/opinion/hay-que-seguir-luchando/
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