jueves, 10 de septiembre de 2015

Las lecciones hay que aprenderlas. Los políticos su preocupación principal fueron las elecciones y no el pueblo que estaba en las calles.


MIGUEL ÁNGEL ALBIZURES
Los últimos cuatro meses, previo a estas elecciones con resultados que fueron una sorpresa para muchos, el aprendizaje en las calles abarcó amplios sectores sociales que jamás habían estado gritando, sonando pitos, exigiendo la transformación del Estado, rechazando la corrupción y pidiendo la renuncia y la cárcel para los responsables. No es lo mismo lo que se aprende en las aulas, a lo que deja la participación en las luchas sociales. De la mente de muchos niños que sus padres llevaron de la mano, no se van a borrar fácilmente esas jornadas, ni muchos de los y las jóvenes que tuvieron y seguirán teniendo una participación activa en la fiscalización de los futuros gobernantes.
Los partidos políticos no alcanzaron a entender esas movilizaciones, su preocupación principal fueron las elecciones y no el pueblo que estaba en las calles, ni mucho menos los cambios que se exigían, que si bien es cierto no se han logrado, tampoco se han olvidado, y más temprano que tarde, volverán a ser las reivindicaciones que se levanten, pues lógicamente la renuncia y encarcelamiento del presidente Otto Pérez y las elecciones, bajan los ánimos, pero no el espíritu de lucha por transformar Guatemala.
La juventud debe hacer realidad lo que decían las pancartas que levantaron “Se metieron con la generación equivocada” y si eso es cierto, la lucha apenas empieza y eso se debe seguir demostrando en las calles, pues por lo menos 81 diputados, responsables de la crisis que hemos vivido, fueron reelectos y estarán en sus curules como si nada hubiera pasado, así como seguirá la mano peluda de los gringos metiéndose en las decisiones que nos corresponden a los guatemaltecos, o la oligarquía poniendo los gobiernos que defiendan sus intereses.
El 14 de enero tendremos un nuevo gobierno y sea quien sea, se necesita un movimiento social fuerte, beligerante y propositivo, y de esa juventud rebelde y contestataria que está llamada a construir la nueva Guatemala, pero para ello hace falta dejar por un lado los intereses personales y de grupo, y tirar al carajo las cadenas que nos atan. Es el momento de pensar el futuro de Guatemala y por lo menos, tratar de que se ponga atención a los problemas más sentidos: la pobreza extrema, la desnutrición y muerte por hambre de la niñez, la exclusión, el racismo, la discriminación y el abuso de poder extremo que ha sido la norma.
Ojalá y la dirigencia de las izquierdas entienda esta lección que nuevamente da el pueblo en las urnas, pues o se funde con él en las calles y en el agro y levanta unitariamente sus reivindicaciones en un programa de gobierno alternativo o desaparecerá de la escena política. La unidad es el único camino que le queda si quiere en el futuro disputar el poder y contribuir a la transformación del país.
http://elperiodico.com.gt/2015/09/10/opinion/las-lecciones-hay-que-aprenderlas/

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