Memoria histórica, verdad y justicia, para construir la nueva Guatemala.
Sí, hay que enseñar a la juventud a amar este país, su país, el que construimos para ellos. Sí, hay que enseñarles a quererlo con todos sus defectos, sus tragedias, sus alegrías y tristezas. Sí, hay que enseñarles quiénes fueron sus antiguos pobladores y quiénes eran los criollos y sobre qué bases construyeron el Estado. No hay que ocultarles por qué la discriminación, el racismo y la exclusión continúan caracterizando al Estado, su Estado, impuesto y dominado por los que se dicen de sangre azul y que se niegan a reconocer la patria multicolor que los abuelos nos heredaron.
Hay que hablarle a la juventud de la Conquista y la Colonia, de la brutalidad e intentos de exterminio de los pueblos indígenas, pero también de las luchas de Manuel Tot, el líder de los q´éqchís en las Verapaces, que en medio de la tortura y antes de morir, pidió irse de este mundo de injusticia, con las cadenas puestas, como símbolo de su lucha por la libertad de la patria. La juventud debe conocer la lucha del abuelo y líder de los k’iche’s, Atanasio Tzul, quien se levantó contra la imposición española, y junto con Lucas Aguilar dieron la batalla por la construcción de una Guatemala libre y soberana.
La juventud tiene derecho a conocer quién fue el dictador Rafael Carrera y cómo apresaron y decapitaron a Serapio Cruz, y expusieron su cabeza como trofeo. Deben saber con más detalle cómo Justo Rufino Barrios creo el Estado laico y favoreció a la oligarquía, expropiando las tierras de las comunidades indígenas. La juventud tiene derecho a conocer, y los padres y maestros a explicarles, cuáles fueron los sufrimientos de la población con la dictadura de 22 años, de Manuel Estrada Cabrera, y la de Jorge Ubico, quien impuso el silencio a los estudiantes y a toda expresión social a lo largo de 14 años. Pero esa juventud de hoy debe conocer con detalles, el por qué se dio la insurrección de los años 20 y qué fue y transformó la Revolución del 44.
No se trata de que solo amen y saluden la bandera, que canten a todo pulmón el himno, ni que marchen gallardamente por las calles saludando a la patria, pues deben saber que esa bandera fue pisoteada en las protestas pasadas, por quienes dicen defender la patria y han lamido las manos de la oligarquía. Por eso la juventud debe saber qué fue el conflicto armado y la tragedia que vivió el pueblo. Deben saberlo para que luchen para que nunca más vuelvan a suceder bestiales hechos que empezaron con desapariciones, siguieron con ejecuciones extrajudiciales y masacres y que llegaron al genocidio, en un intento vano de silenciar al pueblo. Memoria histórica, verdad y justicia, son las bases para que las nuevas generaciones comiencen a construir la nueva Guatemala.
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