A Manuel Colom la persecución, la amenaza, el exilio y la cárcel nunca lo doblegaron.
Por: Miguel Ángel Albizures
Para el título le robé las palabras a Julio César del Valle, principal organizador del homenaje al licenciado Manuel Colom Argueta, que se realizó el pasado domingo en la entrada a la Universidad de San Carlos; en él participó una selecta concurrencia que, de alguna forma, conoció sus luchas, admiró su temple o estuvo junto a él en aquellos momentos difíciles cuando los chacales gobernaban Guatemala.
El 22 de marzo de 1979, ‘Meme’ Colom, como cariñosamente le llamaban, cayó bajo el fuego de metralla, era la única forma para impedir que el estadista llegara a gobernar Guatemala, pues los esbirros se habían sucedido unos a otros en el poder y no podían soportar que la inteligencia llegara a gobernar para hacer del país en que se habían zurrado, un país digno e incluyente, no racista como el que ellos habían mantenido a fuerza de balas contra quienes osaran levantar su voz contra los déspotas.
Menos de un mes antes, el 25 de enero, había sido asesinado Alberto Fuentes Mohr, otro de los líderes socialdemócratas que buscaban un camino para rescatar a Guatemala. Su partido, el Partido Social Demócrata, había sido recientemente inscrito, como lo fue el Frente Unido de la Revolución, el partido de ‘Meme’.
Como a Manuel Colom la persecución, la amenaza, el exilio y la cárcel nunca lo doblegaron, tenían que lanzar un operativo para terminar con su vida y golpear al pueblo en donde más le doliera.
Después de eso, el país siguió en la obscuridad, sucediéndose días y noches de muerte contra innumerables personajes de pensamiento crítico que anhelaban construir otro país, el país justo y democrático en que anhelamos vivir.
Recordamos también a importantes intelectuales y profesionales, como Hugo Rolando Melgar, asesinado el 24 de marzo de 1980; a Fito Mijangos, asesinado el 13 de enero de 1971; a Mario López Larrave, asesinado el 8 de julio de 1977, y muchos más. Su muerte fue una decisión del alto mando del Ejército, porque para ellos representaban un peligro y para el pueblo la esperanza de un porvenir mejor.
Así fue como el 22 de marzo de 1980 secuestraron a las promesas del futuro. Julio César del Valle Cóbar y Marco Tulio Pereira Vásquez, estudiantes de la Facultad de Ciencias Económicas, y a Iván Alfonso Bravo Soto, estudiante de Medicina; sus cuerpos aparecieron con claras muestras de tortura. A todos ellos nuestro homenaje y reconocimiento por su entrega y lucha para transformar Guatemala.
Si mencionáramos uno por uno los nombres de la inteligencia asesinada en aquellos tiempos, se llenarían muchas cuartillas, pues en ese tiempo veían comunistas en todo, como lo siguen viendo hoy los de la ultraderecha que fue responsable del desangramiento de Guatemala.
Tenemos un calendario pleno para conmemorar a nuestros mártires y héroes, y fechas especiales para conmemorar a las víctimas. El 25 de febrero, Día Nacional de la Dignidad de las Víctimas, por haber sido la entrega del informe ‘Guatemala Memoria del Silencio’; el 23 de marzo, aniversario del golpe de Estado que diera el general Ríos Montt, como el Día Nacional contra el Genocidio; el 30 de junio, aniversario del martirio del padre Hermógenes López Coarchita, Día de los Mártires y el día de ayer fue el Día Internacional por el Derecho a la Verdad, que es la que buscamos y exigimos. Pero todos los días debemos recordar a nuestros mártires, a los héroes caídos, a todos aquellos que en medio de la represión más atroz levantaban su voz en contra de la tiranía, y celebrar sus vidas y sus legados, que todavía siguen vigentes en Guatemala.
https://elperiodico.com.gt/opinion/opiniones-de-hoy/2021/03/25/un-busto-digno-de-su-grandeza/
Fotos: Arturo Albizures
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