Foto Codeca Quiche |
Por: Miguel Ángel Albizures
Lo peor que como pueblo hemos permitido, y pareciera que seguiremos permitiendo, es que las mafias se apoderen del Ejecutivo, del Sistema Judicial y del Congreso y que de paso tengan una Fiscal General a su servicio criminalizando y persiguiendo a quienes no se pliegan a sus intereses, pero además con mayoría de magistrados de la Corte de Constitucionalidad que deberían velar por el respeto de la Constitución y no sirviéndoles en bandeja nefastas resoluciones que también les fortalecen.
Ningún país como el nuestro, con altas tasas de desnutrición, con salarios de hambre y con alza constante en los productos de primera necesidad, puede salir adelante y superar las taras con la presencia del crimen organizado en diversas instituciones y con un pueblo capaz de soportar pacientemente sus embestidas y dejando para mañana lo que hoy es necesario hacer: Abarrotar las plazas y recorrer las calles principales como se hizo con Serrano Elías y Otto Pérez, lo que permitió, tras la caída de ellos, iniciar un nuevo proceso que le devolvió la dignidad al pueblo rescatando también otras importantes instituciones.
Desgraciadamente estos procesos de democratización y el rescate de instituciones no han tenido continuidad, caemos una y otra vez en las garras de los mismos, de los aprendices de dictador que llegan al poder y se mantienen en él. Por supuesto que no están solos, siempre han contado con el apoyo del Ejército y del poder económico, que salen beneficiados, y con la pasividad del pueblo, que despierta hasta cuando las políticas que impulsan llegan a ser insoportables. El problema es que nunca se sabe hasta dónde los sectores más conscientes de la población llegan al límite e inician un proceso de recuperación de sus derechos más fundamentales.
El pasado martes, por lo menos los religiosos salieron a las calles por el aniversario del asesinato de monseñor Gerardi levantando las pancartas de “Nunca Más”, y monseñor Ramazzini les recordó “que alguien podría decir que la situación no está peor, pero no, no está peor, esta pésima y la violencia física es la pobreza porque los problemas estructurales del país que originan esta pobreza no han sido enfrentados de raíz”. También Codeca realizó una manifestación levantando las principales reivindicaciones del pueblo. Hace un tiempo también lo hizo el CUC. Qué bueno, pero como siempre no se unifican esfuerzos, cada quien quiere demostrar que es el mejor, que tiene capa cidad de movilización, y se olvidan que la unidad hace la fuerza. Es el momento en que todos los sectores deben unirse y dar una demostración de fuerza y rechazo a la situación que vivimos.
A principios de año, el 20 de enero, señalé en un artículo: “Estamos en franco retroceso y aún faltan dos años para un cambio de gobierno, con el peligro de que sigan los mismos en el poder y que el Pacto de Corruptos siga decidiendo el destino del país y la vida de periodistas, columnistas, líderes y lideresas comunitarios o defensores de derechos humanos. Son momentos difíciles y decisivos, o nos unimos en defensa de los derechos o nos jodemos todos. La organización, la unidad y la lucha permanente son el camino”. Por ello, frente a la unidad de los corruptos y represores, la unidad y lucha del pueblo.
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