Miguel Angel Sandoval.
Conocí a Juan Luis Font en México, en los días de las negociaciones de paz. Andaba con su morralito y como reportero novato o con poca experiencia, estaba en la búsqueda de alguna noticia de interés que justificara el viaje y los gastos. Creo que en esos días trabajaba en Crónica. Luego lo encontré en la sala de redacción de “el Periódico” en donde fui columnista unos 20 años. Todo por invitación de Chepe Zamora. Los días y los años pasaron y hoy Chepe está perseguido por decir lo que muchos callan. Mientras Juan Luis tiene orden de captura por algo parecido.
En el caso de Juan Luis, sin animo de crear falsas expectativas o debates mal encaminados, parte de las razones para emitir hoy una orden de captura, se debe a que desde el programa Con Criterio, ha dicho una y otra vez que estamos como país, como sociedad, sometidos una una dictadura judicial, lo que sería la más alta expresión de eso que a nivel mundial pero sobre todo a nivel continental se denomina lawfare (guerra judicial) en contra de lo que no gusta a los oligarcas de siempre a los corruptos de siempre o dicho de otro modo, a los que siempre detentaron el poder y sus defensores o empleados.
A decir verdad, Chepe Zamora y ahora Juan Luis Font, son dos dos periodistas que se han caracterizado por decir verdades y por ejercer el periodismo con una dosis de esfuerzo, investigación, cruzando los datos, analizando, consultando nuevas fuentes, hasta expresar en columnas, reportajes, crónicas, o editoriales, verdades casi como un templo. Quizás en ocasiones no aprobaron, o compraron carne podrida, como se dice en argot periodístico, pero creo que, de manera general, utilizaron el método periodístico de forma adecuada.
Aquí hablamos de más de 30 años de ejercer el oficio con muestras de compromiso y con los riesgos que ello implica. Y si alguno de ellos cometió en su quehacer algún delito o falta que pudiera ser de alguna gravedad, creo que ello palidece ante la magnitud de lo denunciado, reporteado, publicado, dicho durante más de tres décadas. El escarnio con persecución penal no es la manera de abordar estos temas. Hay juicios de imprenta, y por ello existen los delitos de difamación, calumnia, chantaje, así como formas de dirimir asuntos de orden fiscal, cuando es el caso. El hecho entonces, es que en los dos casos se trata, antes que juzgar supuestos delitos, de un atentado a la libre expresión, a la libertad de prensa y una notoria violación a los derechos humanos de estos dos periodistas.
Ahora resulta que Chepe es perseguido y ya pasó más de 800 días preso en bartolina y sin pruebas convincentes en juicios amañados; y sobre Juan Luis pesa una orden de captura con acusaciones poco claras. En otros términos, la justicia está de cabeza y el país patas arriba. Mientras tanto, la fila de corruptos o violadores de derechos humanos, ven como se abren para ellos las puertas de la calle por la vía de la impunidad. No hablo al tanteo.
Lo peor que puede ocurrir en la actualidad, es la sensación que se extiende en observadores de la realidad nacional, de estar de regreso a épocas ya superadas, de momentos previos a la democracia y que ahora parece que se recortaran derechos ante la ceguera y sordera, que se han apoderado de las instancias judiciales, que ahora no eliminan a los opositores por balas sino por la vía de la muerte civil, al negar todos los derechos y obligar a la autocensura o al exilio. Y eso es ajeno a la democracia, a los derechos humanos, a la construcción de ciudadanía y a la Constitución de la República. Es una recaída, es perder lo que hemos avanzado como sociedad, para dar paso a los despropósitos de la famosa guerra judicial o lawfare.
Durante años en elPeriódico o en otros medios como Crónica o ahora en el programa radial “Con Criterio” y muchos otros, la circulación de ideas, información, de análisis, de crítica, dan cuenta de un oficio comprometido, de una pasión por hacer de las herramientas del periodismo, una vocación de servicio a la comunidad. En ello, hay que decirlo, la crítica al poder es una constante. Lo cual es parte de una actitud: el periodismo se debe percibir y entender, como una línea de defensa del ciudadano ante los abusos del poder. No es nada extraordinario, ni nada que sea exclusivo de elPeriódico, Crónica y otros medios radiales o televisivos.
El último caso y en verdad un duro ejemplo del país patas arriba y de la justicia de cabeza, el director de la SAT el ente encargado de cobrar los impuestos que pagamos, es perseguido por el “DELITO” de denunciar una red de empresas defraudadoras del fisco. Es el caso B410 que ante la perplejidad de todo el mundo el encargado de la SAT hizo público vía una denuncia de un fraude millonario.
El resultado es que antes de investigar a las empresas DEFRAUDADORAS, el que debería ser el ente investigador, vuelve los ojos al jefe de la SAT que es quien denuncia, y el director de la SAT es obligado a salir del país ante el peligro que corre su libertad y sus derechos ciudadanos. Lo más grave de todo es que al convertir al director de la SAT en el objetivo de las investigaciones, liberando de hecho la responsabilidad de las empresas, lo que en realidad se produce, es un mensaje a toda la sociedad: si denuncian a empresas y si estas están ligadas a la pareja real, el resultado es el mismo, ¡pues los denunciantes serán perseguidos! En verdad nada para sentirnos satisfechos.
Estamos a pocos días de un aniversario más de la firma de la paz, y de todos los acuerdos, en donde se estableció, con el apoyo de la sociedad guatemalteca en sus diversas expresiones, de las Naciones Unidas y de muchos países amigos de la paz, que se trataba de fortalecer la democracia, que esta fuera real, con participación social, con derechos para todos, que no se limitara a la elección de nuevas autoridades cada cuatro años, en donde se recomendó una reforma judicial que ahora vemos lo pertinente que la misma era, es y seguirá siendo. Pero en lugar de ello, y por todos los desmanes judiciales, ahora somos un país paria que, ante los ojos del mundo, es un país como digo, patas arriba y con la justicia de cabeza
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