miércoles, 3 de abril de 2013

Ya no callaré.


Foto: Ana Maria Cofiño

Ya no callaré.

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El tercero de la trilogía, qué ahogo de dolor.
Ya no callaré.
Ni un día más callaré
No guardaré en mi espinado corazón
Las sobras de tu deshonra
No te permitiré ni un segundo más
Que extingas desde tus sombras
La tenue luz de mi alma
Te prohibido intentar abolir
La voz de mi escrúpulo
Que clama por justicia
¡Ya no callaré, mezquino, profanador!
He venido desde mi digno suelo
Con mi corte y mi huipil
No los raídos que dejaste junto a mi cuerpo despojado de pureza
Ya no soy la indefensa niña que despedazaste por dentro
Y que convertiste en desagüe de tu putrefacto celo
Mi cuerpo ya no sangra la herida viva de tu vulneración
No callaré ni un día más. ¡Hurtador!
Ninguna amnistía merece tu infamia
Tu perjurio a esta infancia que enterraste en vida
Tu alevosía y vileza ya no ciñen
Mis castigadas manos de niña
Ni mis débiles tobillos que ataste con sogas
Estoy aquí tenaz reclamando justicia
Pidiendo el sufragio a tu jornal
A tu jornal de tirano, torturador,
A las desapariciones forzadas que ordenaste
Desde tu poltrona de verdugo
Reclamo el jornal del siniestro genocidio que presidiste
Ése que desleal nos enlutó la conciencia
Ya no callaré
Ni me beberé mis lágrimas saladas
Sintiéndome bizarra e invisible
Estoy aquí con mis multicolores
Mis idiomas que no entiendes
Mi comal de barro y mi piedra de mano
Estoy aquí con mi mazorca de máiz
Y mi petate y mi bajareque y las lunas que una a una he contado
Con mis lunas que me vieron llorar la tristeza de mi cuerpo mutilado
Con los soles y el bochorno y las tardes encharcadas y las noches con su frío
Mi chirimilla y mí tum
Para que memoricés la melodía
De un pueblo que canta
Para que veás mis manos grietadas
Danzando y creando
La sonoridad de una matriz vuelta jardín
La que rescaté entre los bagazos
Que lanzaste al vertedero
Estoy aquí ya no callaré
Vine a que lo sepás
Vine a martillártelo en los sesos
El eco apabullará tu blanca almohada
En tu mansión de cacique
Con el algodón que yo explotada corté
Hasta que infeliz te ahogués en tus suplicios
Vuelto escoria en una mazmorra, en los calabozos
Que vos mismo mandaste a construir
Tus pies enmohecidos encadenados a tu culpa estarán
¡Genocida asesino, entonces suplicarás!
Piedad por vida suya mi niña, pero la niña ya no está
Es la mujer que te sentencia con nombre de justicia y dignidad.
Mirá mis ojos que ya no lloran
Mirá mis labios que ya no sangran
¿Recordás los pétalos que arrancaste a golpes, en aquellos años de tu poderío?
Pues hoy son la alameda que embellece abril.
Ilka.
Abril 03 de 2013.
http://enmilente.wordpress.com/2013/04/03/ya-no-callare/

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