miércoles, 15 de mayo de 2013

La justicia, condición sustancial de la paz, es hoy un horizonte posible

 La Alianza Rompiendo el Silencio y la impunidad (ECAP-MTM-UNAMG), ante la sentencia condenatoria por Genocidio y crímenes contra los deberes de humanidad, emitida por el Tribunal Primero A de Mayor Riesgo en contra del ex jefe de Estado de facto, José Efraín Ríos Montt, saluda con emoción a la población Ixil, cuya búsqueda de justicia no cesó a pesar de los enormes obstáculos que tuvo que enfrentar para alcanzarla. Hacemos un sentido homenaje a las miles de víctimas del Genocidio en todo el territorio nacional, especialmente en el área Ixil de nuestro país. Asimismo, expresamos nuestro reconocimiento a la actuación de las y los fiscales del Ministerio Público, los abogados y las organizaciones querellantes, así como a las juezas y juez que integraron el tribunal que emitió la sentencia. Este caso sienta precedentes para que nunca vuelvan a repetirse crímenes tan atroces, los cuales quedaron comprobados a través de los testimonios, los diferentes peritajes y las contundentes pruebas presentadas por las partes acusadoras. Como organizaciones acompañantes del Caso Sepur Zarco sobre esclavitud sexual durante el conflicto armado, manifestamos nuestra satisfacción por la forma en que la sentencia recogió los testimonios de las mujeres víctimas de violencia sexual y las consideraciones de los peritajes que demostraron como este crimen es constitutivo de Genocidio. Respaldamos lo expresado por el Tribunal en su sentencia, cuando resaltó que la justicia es una condición sustancial para la construcción de la paz. Hoy sabemos que la justicia es un horizonte posible. Reiteramos que el ánimo de las víctimas y de las organizaciones que acompañamos diferentes casos de violaciones a los derechos humanos durante el conflicto armado, nunca ha sido ni es la venganza. Desde nuestra perspectiva, la venganza es una emoción que sólo desvirtuaría las legítimas ansias de justicia de las víctimas en su extensión más profunda y humana. Jamás podríamos evocar a nuestros seres queridos devorados por el terrorismo de Estado, mediante acciones de venganza porque eso nunca reivindicaría su memoria. Como lo expresamos de manera improvisada, emocionada y melodiosa, los cientos de personas que presenciamos este hecho histórico en la sala de vistas de la Corte Suprema de Justicia, el 10 de mayo de 2013, momentos después de conocerse la sentencia: “Aquí solo queremos ser humanos, comer, reír, enamorarnos, vivir…vivir, vivir la vida NO MORIRLA”. En ello estamos y en ello continuaremos. 
Alianza Rompiendo el Silencio y la impunidad

Guatemala, 13 de mayo de 2013

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