martes, 11 de marzo de 2014

A 100 AÑOS DE SU NACIMIENTO Y 34 DE SU DESAPARICION FORZADA: HOMENAJE A ALAIDE FOPPA.


Sergio Valdés Pedroni, cineasta.

A Alaide Foppa se la recuerda como amiga, madre, poeta, revolucionaria, crítica de arte, traductora, editora, maestra y heroína del feminismo latinoamericano! 
Nacida en Barcelona, vivió su infancia en Argentina y su adolescencia en Italia. Luego se volvió guatemalteca, pero en los años 70 tuvo que refugiarse en México para poner a salvo su integridad. Estaba casada con Alfonso Solórzano, un activista social perseguido por los dictadores que habían venido gobernando el país desde el derrocamiento del gobierno democrático de Jacobo Arbenz Guzmán. Después de un tiempo en México, tras el asesinato de uno de sus hijos y la muerte de su esposo, en un sospechoso accidente en la Avenida Insurgentes, decidió volver a su país adoptivo y entregarse por completo a la lucha por una Guatemala que reivindicara las cualidades edificantes del ser humano –es decir, la preocupación por el dolor ajeno y el bien común-, y no la injusticia social, la discriminación y la ignorancia, como acontecía por aquel entonces -y como de algún modo, sigue aconteciendo en nuestros días...
El secuestro, tortura y muerte de Alaide Foppa bajo el gobierno de Romeo Lucas García la convirtieron en una heroína del feminismo mexicano –primero-, y de toda la América Latina democrática, después. 

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Se ha dicho y escrito mucho sobre la memoria y el recuerdo. Luis Cardoza y Aragón –un escritor antigüeño extraordinario, que vivió la mayor parte de su vida en México– diría que es un invento del porvenir, una promesa alentadora de la fantasía. Roberto Monzón, en cambio, uno de nuestros poetas urbanos más queridos y desgarrados, diría que es un atributo confuso pero irrenunciable del tiempo. Una gota de ácido corrosivo cayendo eternamente sobre la coraza tormentosa del olvido. Mientras tanto otros, acaso menos complicados que estas grandes voces de nuestra literatura, dirían que la memoria está hecha de recuerdos y que cada uno de ellos es un olor o un sonido que una vez que cobra vida, permanece eternamente con nosotros, para librarnos de la tristeza por quienes partieron antes.
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Por haber vivido aquí y allá, por haber viajado tanto, como una verdadera gitana del amor y de la dignidad humana, la vida de Alaide Foppa está llena de adioses y bienvenidas. Y esto se expresa con bastante claridad y de manera conmovedora en su poesía. Baste como ejemplo el siguiente poema, titulado precisamente “Adiós”:



Con los ojos de la despedida
os vi aquel día,
cosas de nuestra vida.
Con los ojos de la despedida,
la vida parecía
una cosa perdida.
La casa estaba vacía
en la hora de la despedida,
y sin embargo quedaban
las cosas de nuestra vida.

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Hoy, mientras a la distancia ella le canta a la vida, nosotros la recordamos para mantener vigente la serenidad de sus gestos cotidianos. 
Su sensibilidad, sus aciertos y sus errores, están presentes a nuestro lado. 
Dirigir nuestra mirada hacia atrás, en busca de sus huellas y de su ejemplo, es una manera de ver el presente y el porvenir. De buscar dentro de nosotros las razones de nuestra alegría y nuestra tristeza cotidianas, en una Guatemala que no termina de encontrarse. Que no renuncia de una vez por todas al sufrimiento de una desigualdad pavorosa y de la manipulación de las conciencias por los fanatismos políticos y religiosos, algo que, a no dudarlo, le quitaba el sueño a nuestra homenajeada.
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Alaide Foppa fue capaz de rehacerse desde las ruinas y las cenizas, no solamente de su esposo y sus dos hijos asesinados por el ejército y la policía (que obraban a nombre de los empresarios nacionales y extranjeros voraces que nos siguen negando el derecho a un modelo verdaderamente democrático de desarrollo) sino de las cenizas de miles de hombres y mujeres guatemaltecas y latinoamericanas cuyo pecado ha sido reclamar en la tierra –no en el cielo, como proclaman los demagogos de la espiritualidad- el reino de la solidaridad, la justicia y el afecto.
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No es posible en este homenaje agotar las implicaciones de la vida y la obra de Alaide Foppa. Y quizás tampoco lo es, en el conjunto de todos los que se le han hecho, aquí, en México y en el resto del mundo, desde que fue secuestrada por la G-2, el 19 de noviembre de 1980, a plena luz del día, bajo el gobierno criminal de Romeo Lucas García.
Lo que estamos intentando es simplemente ejercer nuestro derecho a la memoria, para alejar su nombre del olvido, y acercar el de todos nosotros hacia el porvenir.
Vayan, hablen de ella y busquen entre sus poemas nuevas razones para celebrar a la vida, a pesar de seguir gobernados por los emisarios de la muerte.
Homenaje a Alaide Foppa
Facultad de Odontología, Universidad de San Carlos de Guatemala,
Marzo 11 de 2014.
6 notas breves sobre Alaide Foppa,
Sergio Valdés Pedroni, cineasta. 

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