Fotos: Daniel Pascual |
A 523 años que inició la invasión
europea que para nuestros pueblos significó destrucción, opresión y despojo,
pero también marcó el inicio de la resistencia que hasta hoy día se mantiene,
porque se nos sigue despojando de nuestros territorios y riquezas; por eso
reiteramos que el 12 de Octubre los asumimos como el Día de la Dignidad y
Resistencia de los Pueblos. Rememoramos y valoramos las diversas y múltiples resistencias
que se han desarrollado a lo largo de estos años y que también configuran
nuestra historia de luchas. Reconocemos el aporte de las mujeres y hombres que
dieron su vida en defensa del territorio y la vida de nuestros pueblos; ellas y
ellos nos enseñaron el camino, sus huellas jamás se borrarán y siempre están y
estarán presentes en nuestras luchas, victorias y anhelos.
Reiteramos nuestra convicción que
las elecciones no solucionan la crisis del estado, ni las problemáticas
sociales y únicamente sirven para dar apariencia de estabilidad y dar
continuidad al modelo político de explotación, saqueo y corrupción.
Afirmamos que ninguna de las dos
opciones que pasaron a la segunda vuelta electoral representa los legítimos
intereses y anhelos del Pueblo de Guatemala. Ambos son producto de un proceso
electoral viciado, que expresan únicamente los intereses de los grupos
empresariales y militares que nos han llevado a la crisis que se vive
actualmente en el país y ninguno de los dos representa una alternativa para la
población guatemalteca.
Estamos frente a un sistema
político excluyente, continuidad de un modelo racista, patriarcal, neoliberal y
colonialista, frente al cual como Asamblea Social y Popular planteamos la
construcción de un nuevo Pacto desde los Pueblos que enfrente el poder
político, social y económico de los grupos dominantes. Para eso necesitamos
generar otras coyunturas que rompan los caminos del poder.
Eso nos implica instalar nuevas
reglas del juego en el sistema político; formular propuestas que rompan con el
modelo dominante, con una visión de largo plazo, con una agenda que articule a
los distintos pueblos, comunidades, autoridades, organizaciones y colectivos;
con nuevas lógicas organizativas y con nuevas formas de convocar a la
ciudadanía.
La crisis del Estado es una
oportunidad para hacer propuestas y generar cambios de corto, mediano y largo
plazo, a través de un proceso constituyente, plurinacional, popular construido
desde los pueblos, comunidades y organizaciones, que va más allá de lo institucional.
El pueblo es el protagonista para
transformar el Estado, construir la democracia y dar legitimidad al nuevo pacto
que proponemos. Ello requiere el fortalecimiento del poder popular que necesita
de la participación y articulación de juventudes, mujeres y hombres,
autoridades y comunidades de pueblos indígenas.
La articulación debe ser para
enfrentar al sistema de dominación, articulación de las diversas propuestas y
para la creación de alternativas que respondan a nuestras demandas. Queremos
que la Asamblea Social y Popular se constituya en nuestro vehículo no
partidista para profundizar las resistencias y defensa a los múltiples
territorios en disputa y construir un programa de transformaciones que supere
las problemáticas generadas por el capitalismo colonial patriarcal neoliberal y
que logre cambios personales, comunitarios, institucionales y simbólicos.
Estas alternativas deben partir
de rutas de desmontaje hacia la despatriarcalización, desmercantilización y la
descolonización, generando proceso de sanación personales y colectivos, hacia
la reconstitución de los pueblos y el impulso de una economía para la vida que
ponga en el centro el cuidado de la naturaleza en su conjunto y de todos los
seres.
Nos comprometemos a continuar fortaleciendo
las luchas en defensa del territorio y de la vida en los cuatro puntos
cardinales del país, frente a la amenaza permanente de las empresas extractivas
nacionales y transnacionales. Defendemos el derecho de los pueblos a la
legítima resistencia y el ejercicio de su autonomía y libre determinación y
continuamos exigiendo la libertad de todos los presos políticos, el fin de la
criminalización y persecución política y el pleno ejercicio de los derechos de
participación, expresión y movilización.
Afirmamos nuestro esfuerzo por
consolidar la unidad de las comunidades, pueblos, colectivos y organizaciones
de mujeres y juventudes para impulsar un proceso constituyente que permita
devolver el poder al Pueblo, restituir al Pueblo lo que se le ha despojado,
alcanzar la justicia para todas y todos y lograr el pleno respeto a los
derechos, identidad y cosmovisión de los Pueblos originarios.
ASAMBLEA SOCIAL Y POPULAR
Jun Kat, 5,131
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