“Íbamos tras la vida”. El mérito por su dedicación, responsabilidad y entusiasmo es para los profesionales Elizabeth Florián de Trabajo Social y Jorge Arriaga Rodríguez de Historia. El resultado exitoso de este homenaje es producto de la perseverancia de familiares de las víctimas y ex dirigentes estudiantiles, quienes durante varios años realizaron gestiones ante el Consejo Superior Universitario de la Usac.
Conforme el Acuerdo de solución amistosa entre la Corte Interamericana de Derechos Humanos y el Estado de Guatemala en el Caso 9.326 y conmemorando 100 años de la Asociación de Estudiantes Universitarios [AEU], el viernes 30 de octubre en la explanada del Campus central de la Tricentenaria Universidad de San Carlos de Guatemala [Usac] denominada Plaza de los Mártires, el Rector Murphy Paíz será el encargado de inaugurar el primer monumento a los mártires universitarios que pertenecieron a esa casa de estudios superiores.
El denominado “Muro Nuestros Mártires Universitarios” está dedicado a quienes el Estado de Guatemala violó sistemáticamente sus derechos humanos [DD.HH.] durante el conflicto armado interno [CAI], mediante la política contrainsurgente impuesta por el Gobierno y ejército guatemaltecos y la simultánea aplicación de la Doctrina de Seguridad Nacional [DSN] diseñada e implantada en América Latina por el Gobierno estadounidense.
En aquella época del terrorismo de Estado sistemático, la Usac fue uno de los objetivos de la represión. La comunidad universitaria recibió la peor parte, autoridades académicas, profesionistas, investigadores, docentes, estudiantes y personal administrativo sufrieron persecución, atentados mortales y allanamiento de sus instalaciones por parte del ejército nacional. Durante los años del CAI, miles de jóvenes e intelectuales universitarios de gran valía para el país fueron víctimas de la intolerancia sistemática de los gobernantes de turno, sometidos a detenciones ilegales y arbitrarias, torturas, tratos crueles e inhumanos, desaparición forzada o involuntaria, ejecuciones sumarias y extrajudiciales.
La mayoría de los hechos ocurridos durante la vigencia del CAI continúan en total impunidad, por tanto este homenaje tiene sentido y relevancia por tratarse de una acción de rescate de la memoria histórica, de un deber de lealtad con aquellos a quienes les arrebataron la vida por luchar a favor de la construcción de un mejor país para favorecer a los sectores sociales históricamente excluidos y explotados.
Sin duda, este muro constituye un testimonio histórico para la posteridad, para conocimiento de las nuevas y futuras generaciones de guatemaltecos, para que conozcan la historia reciente de barbarie y violación a los DDHH vivido por la juventud estudiosa, para que no lo olviden, para que se asegure la garantía de no repetición y sirva para formar conciencias críticas.
El monumento consiste en un tótem central de 4 metros de altura, rodeado por 12 planchas de acero inoxidable de 4×10 pies con grosor de 3MM. Dos columnas de texto en cada plancha y 34 filas de texto por plancha con los nombres grabados de más de 725 mártires inmolados desde 1951 hasta el 2000.
A la luz del Derecho Internacional Humanitario [DIH] y del Derecho Internacional de los Derechos Humanos [DIDH], esos actos inhumanos cometidos por agentes del Estado constituyen graves violaciones a DDHH consideradas como crímenes de lesa humanidad.
El Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional en el Artículo 7 define con amplitud el concepto de estos crímenes, que implican gran responsabilidad para el Estado que comete ese tipo de transgresiones. Seguiré comentando este tema.
Factor Méndez fmendez21@gmail.com
https://lahora.gt/honor-a-jovenes-e-intelectuales-universitarios/
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