Opinión:
Los periodistas tenemos muchos detractores.
Miguel Ángel Albizures
Ayer en la toma de posesión de la nueva Junta Directiva de la Asociación de Periodistas de Guatemala (APG), señalamos que durante la campaña política fueron asesinadas más de 30 personas y que nuevamente hay nubarrones en el horizonte, pues el reciente asesinato del diputado Óscar Valentín Leal, es motivo de preocupación ya que podría desencadenar una serie de hechos similares, cuyos efectos serían catastróficos no solo para el Gobierno, sino para el país en general.
Si a la violencia común, que mantiene en zozobra a la población, se le añade la violencia política, al tiempo que se mantiene o aumenta la violencia social, consecuencia de una injusta distribución de la riqueza y de la tenencia de la tierra, supondría un grave retroceso en Guatemala.
Somos conscientes de que los periodistas tenemos muchos detractores, ya que lo que pensamos y plasmamos en las páginas de los periódicos, o a través de otros medios de comunicación, como la radio o la televisión, no es del agrado de quienes consideran al país como su hacienda, de quienes se quedaron varados en la época ubiquista o quienes persiguieron a sangre y fuego a los periodistas.
Para nosotros es importante contribuir a la recuperación de la memoria, para no dejar en el olvido a nuestros colegas, hombres y mujeres, asesinados por el ejercicio de la profesión, pero igual de importante es contribuir a la construcción de la paz, al desarrollo y al fortalecimiento de las instituciones, que tienen un papel fundamental en la creación y consolidación de una Estado de Derecho, donde la verdad y la justicia prevalezcan sin ver caras ni tamaños, ni mucho menos posición social, única forma de alcanzar una democracia plena en donde los ciudadanos podamos ejercer libremente, y sin temor, nuestros derechos. Algunos colegas piensan que la APG debe ser apolítica, por eso señalamos que están equivocados. La APG, es eminentemente política, cuando fija posición por los atropellos a los periodistas, cuando exige investigación de los casos, cuando defiende a través de los medios el derecho de libre expresión del pueblo o cuando condena las arbitrariedades de los gobernantes. Pero eso sí, la APG tiene que ser autónoma e independiente de los partidos políticos, de los gobiernos, del poder económico o de cualquier poder paralelo que intente mediatizarla.
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