Sandra Xinico Batz
sxinicobatz@gmail.com
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El racismo es devastador para los pueblos, porque defender nuestra identidad y cultura es una lucha de sangre, es convertirnos en enemigos de un sistema que tiene en sus manos la justicia, el capital, las leyes y las reglas del juego, un sistema que nos empobrece, explota y excluye, al que le parecemos “bonitos y adecuados” cuando callamos y estamos dispuestos a exhibirnos al extranjero que busca un país como Guatemala por su “belleza cultural”, belleza que matan de hambre y que quieren eliminar cuando no están al servicio del sistema racista.
La lucha cultural, es ahora como antes: dura, desigual, en desventaja y presente en todos los ámbitos de este país; trasciende las manifestaciones y se traduce también en una lucha ideológica por la vida y dignidad de los pueblos, de nuestras comunidades porque la cultura no es el folklore, la cultura es pensamiento, es acción y nuestro futuro.
La lucha cultural persiste porque nada para los pueblos indígenas ha mejorado, quizá nada le parezca pesimista, pero a mí me parece real, porque no se ha ganado nada si el saldo diario para los pueblos sigue siendo muerte, encarcelamientos, persecuciones, violencias, destrucción. Persiste porque no han sido reales todos los somatones de pecho que el Estado se ha dado “por” los pueblos si estructuralmente permanece racista. Persiste porque los saqueos y robos de nuestros bienes culturales (territorio, arte, ciencia, patrimonio) acechan y defenderlos garantizará nuestra permanencia o sea la posibilidad a los del futuro de vivirlas también. La lucha por la defensa de nuestra ropa, como canales de identidad, en el caso de los pueblos mayas, es un frente de todos los abiertos hasta ahora y que forma parte de esta gran lucha cultural por la defensa de nuestras identidades.
Soy parte de esta lucha cultural y esta lucha me ha permitido hoy escribir estas palabras y que usted pueda leerlas para compartirlas, rebatirlas o ignorarlas porque los pueblos ahora también luchamos con palabras, con su poder y documentar lo que por mucho tiempo han intentado callar y callar es solapar, es obedecer. Me ha permitido también, junto a otras mujeres mayas presentar una Inconstitucionalidad por omisión de normas que regulan la Propiedad Intelectual Colectiva de Pueblos Indígenas especialmente en el caso de los textiles e indumentaria indígena, como un importante paso para proteger lo que nos pertenece ancestralmente. Acción que desencadenó una serie de violencias en mi contra por tener un puesto de trabajo en el Ministerio de Cultura y Deportes y haber sido firmante de dicha inconstitucionalidad, lo cual me obligó a renunciar.
Por defender mi identidad, mi cultura, el Ministerio de Cultura y Deportes indirectamente me despidió, pues quedarme allí significaba autocensurarme y ceder a la coacción y la amenaza en un ambiente laboral que intenta impedirme luchar por mis derechos y someterme al silencio y la inacción para mantener la imagen política de una institución cuya finalidad debería ser defender, proteger, resguardar, fortalecer, la identidad de los Pueblos.
http://lahora.gt/identidad-campo-lucha-abierto/
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