MIGUEL ÁNGEL ALBIZURES
A Estados Unidos no se le quita la maña intervencionista,
sea el presidente que sea quien dirige el imperio, quiere en América Latina,
mandatarios obedientes, postrados a sus pies, defensores de sus intereses y de
las oligarquías locales, y no defensores del derecho de autodeterminación de
los pueblos. Lo sufrió Guatemala con la campaña difamadora, el apoyo económico
y los sulfatos que surcaron el aire contra el gobierno de Árbenz, y en apoyo a
la ultraderecha guatemalteca. Después de ello, son incontables los países que
sufrieron la intervención militar gringa, incluyendo a la pequeña isla de
Grenada.
Los pasos que dieron aquí, se repiten uno a uno en
Venezuela, pues el empresariado se ha unido al clamor “popular”, para deponer
al presidente legalmente electo, que con todos sus errores, ha favorecido a los
sectores más necesitados de ese país, quienes hoy sufren el desabastecimiento
de productos de primera necesidad, provocado por el acaparamiento y la
especulación del empresariado venezolano, servil a los intereses
norteamericanos.
Al coro se han unido los diputados de la derecha venezolana
y claman por la intervención del aparato de los gringos, la Organización de
Estados Americanos (OEA), para que se aplique la Carta Democrática aprobada en
el 2001, y hasta los españoles están metiendo su cuchara en donde nada tienen
que ver, pues no dejan de sentirse conquistadores y apoyarían que, a sangre y
fuego, los gringos depongan a Maduro y otros gobernantes de los países
latinoamericanos que pongan en peligro sus intereses, pues hay presencia de
transnacionales españolas en aspectos de construcción, energéticos y
financieros.
Por ello, no es raro que los países del sur se hayan
convertido en un dolor de cabeza para el imperio, pues querían trazar su propio
destino y cada vez más eran un ejemplo a seguir por el resto de países del
continente, por lo que había que desestabilizarlos y el ejemplo más claro es lo
que sigue sucediendo en Brasil. Desgraciadamente muchos de los medios de
comunicación, se han encargado de satanizar a los gobiernos del sur y ocultar
la verdad de lo que sucede internamente para justificar un golpe de Estado o la
intervención armada extranjera.
Los guatemaltecos, que no desconocemos la historia, sabemos
lo que eso representa, pues sufrimos en carne propia la intervención y con ella
el atraso y la presencia de dictaduras militares por varias décadas, que nos
negaron el ejercicio de los más elementales derechos ciudadanos. Ojalá y
nuestro país se niegue a apoyar cualquier determinación en contra de los países
del sur y especialmente contra Venezuela que tiene derecho a forjar su propio
destino.
http://elperiodico.com.gt/2016/06/02/opinion/guatemala-1954-venezuela/
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