Ilka Oliva Corado. @ilkaolivacorado contacto@cronicasdeunainquilina.com
No hay nada más falso, más ruin, más soberbio
en Estados Unidos que celebrar el Día de Acción de Gracias. La celebración más
importante después del 4 de julio, la tercera viene siendo la Navidad.
Amparados en una historia falsa, escrita por los
genocidas que invadieron este país y exterminaron a los nativos del norte del
continente, se celebra cada noviembre el Día de Acción de Gracias. Peregrinos,
dicen los libros de texto, peregrinos inmigrantes que fueron socorridos por los
nativos. No cuentan que se impusieron, que los torturaron, que violaron a sus
mujeres, que los exterminaron en uno de los genocidios más sangrientos que han
vivido los Pueblos Originarios y que después, satisfechos se sentaron a
celebrar la matanza a la que llamaron Día de Acción de Gracias. Este día
debería ser recordado como el del genocidio caucásico contra los nativos del
norte del continente. Debería reivindicarse como así mismo como el 12 de
octubre. Debería reescribirse la historia y dejar claro que lo vivieron los
Pueblos Originarios por parte de los invasores europeos fue un genocidio.
Millones de estadounidenses se sientan a la
mesa a celebrar la unidad, el amor, los valores humanos y la familia.
Hipocresía tan grande empezando por el abuso que realizan a sus empleados a
quienes no les dan el día como manda la ley y tampoco se los pagan doble.
Esclavizados porque su condición de indocumentados no les permite reclamar
derechos que les corresponden por humanidad. Agradecen los estadounidenses pero
no son capaces de compartir un plato de comida con esos empleados que están ahí
día y noche a su servicio, prefieren tirar lo que sobre del festín antes que
compartirlo con ellos. El empleado comienza el día a primera hora y se va hasta
que la fiesta acaba y hasta dejar todo limpio. ¿Hay Día de Acción de Gracias
para el empleado indocumentado? No.
Si es niñera le toca estar ahí, cuidando a los
niños porque los papás ni siquiera ese día se quieren hacer cargo de ellos. Es
noche de gala, no arrugarán sus trajes cuidando niños. Los niños en este país
tienen el papel decorativo en las familias, como los osos de peluche en los
dormitorios o en los cuartos de juego. Se tienen porque sí, porque se necesita
un heredero o porque así toca, porque no se puede ir contra las normas del
sistema y el patriarcado. Pero de que los quieran, de que los cuiden, de que
los guíen, de que les dediquen tiempo, eso no sucede con millonarios a quienes
lo único que les importa es aumentar la fortuna y codearse con gente bien. Y
crecen los niños desamorados, insensibles, manipuladores porque lo único que
tienen es dinero y el desprecio sutil de sus padres que los ven como lujosos
objetos de exhibición.
Como hay que hablar claro también está la otra
parte de la población estadounidense, que es la mayoría, también caucásica pero
pobre, no tienen qué llevarse a la boca el Día de Acción de Gracias. Como
tampoco los afro descendientes y los latinoamericanos indocumentados. Estas
tres parte de la población que habita este país no tiene siquiera calefacción
en sus apartamentos, mucho menos dinero para comprarse una cena de lujo.
Estados Unidos ya no es ese país de
millonarios por docenas, buena parte de su población vive en la pobreza. Pero
si dejamos el pasado donde está (como manda la comodidad y la impunidad) y nos
basamos en el presente, también es una hipocresía la celebración puesto que no
puede sentarse a la mesa un población y celebrar el amor y agradecer, si ésta
misma abusa de otros. Si ésta misma guarda silencio, oprime, manipula y se
aventaja de las circunstancias de otros. Si ésta misma apoya guerras, que en
realidad son invasiones a otros países. Si ésta misma aplaude cada vez que
Estados Unidos asesina a un inocente o invade un país. Si ésta misma idolatra a
veteranos de guerra que en realidad son asesinos, torturadores y violadores
sexuales de niñas, niños y mujeres. Porque a Estados Unidos no lo amenaza
ningún país con invadirlo, en cambio él sí va e invade, y roba y mata y
extermina. Y ésta población lo aplaude y lo celebra.
Millones se sentarán a agradecer, a degustar
exquisiteces y a compartir en familia y entre amigos, mientas que Siria es
invadida y también familias enteras son masacradas, a la misma hora en que
ellos se llevan el bocado a la boca. Y agradecerán por tener un gobierno y un
ejército que los defienda y que los libre de las invasiones y del “terrorismo”.
Y mientras unos hablan de refugiados europeos y de abrirles las puertas o
cerrárselas, explotan a los latinoamericanos indocumentados que también son
refugiados. ¿Por ellos qué población estadounidense aboga para que el gobierno
les permita tener los beneficios laborales y la tarjeta verde? Jamás lo harán
porque de esa invisibilidad también ellos se benefician.
Millones se sentarán a agradecer mientras que
la policía estadounidense sigue matando afro descendientes a diestra y
siniestra, en una opresión racial que no ve de tener fin.
Y millones enloquecerán con el Viernes Negro,
Estados Unidos cuna del consumismo, son corderos que van al matadero y no se
percatan. El consumismo los tiene dopados, tan drogados que no tienen la
capacidad de percatarse que son objetos, marionetas en manos del poderío
oligárquico mundial.
Mucho se puede decir del Día de Acción de
Gracias, no debería existir y en su lugar debería ser reivindicado y esta
población estadounidense armarse valor y tener la humanidad de devolverle la
tierra a los Pueblos Nativos, y este gobierno pedirles perdón en nombre de los
genocidas que tanto daño hicieron. Pero nunca sucederá, este gobierno también
como fiel capitalista sigue los pasos de sus ancestros: invadiendo y cometiendo
genocidio en cada país que puede. ¡Qué jodidos, celebremos la hipocresía!
A quienes trabajarán el doble sin derecho a
beneficio laboral, este fin de semana de Acción de Gracias, en este país o en
cualquier lugar del mundo donde exista una familia o una colonia estadounidense,
qué la jornada les sea corta.
Ilka Oliva Corado. @ilkaolivacorado
contacto@cronicasdeunainquilina.com
Noviembre 26 de 2015.
Estados Unidos.
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