Sandra Xinico Batz
sxinicobatz@gmail.comMarcela
Chacach Subuyuj es una lideresa kaqchikel de la comunidad Loma Alta de San Juan Sacatepéquez, que el 6 de diciembre fue agredida por un grupo paramilitar, que ha ejercido violencia en contra de las comunidades que han resistido desde el 2005 a la invasión de la empresa Cementos Progreso, que ha depredado el entorno y ha acosado a las comunidades para que cedan su territorio a este proyecto extractivista que pertenece a una de las familias más ricas del país, que forma parte de esa cúpula que ostenta el control político y económico en Guatemala. Esta familia posee el monopolio de la producción y comercialización del cemento en el país.
Eran más de las diez la noche cuando este grupo de paramilitares ingresaron a la fuerza a la vivienda de Marcela, a través de violencia e intimidaciones entraron rompiendo la puerta. La golpearon, la agredieron sexualmente tocando su cuerpo, le provocaron heridas, la arrastraron y le cortaron el cabello como una forma de humillación, odio y degradación (hacia ella, hacia las otras mujeres y sus comunidades) por el hecho de ser una mujer que defiende el derecho de las comunidades a mantener su territorio libre de la explotación de estas industrias saqueadoras y despojadoras. El 3 de diciembre, tan sólo tres días antes de esto, personal de esta misma empresa amenazó a un grupo de mujeres kaqchikeles a que se quitaran del camino o pasarían sobre sus cuerpos con la maquinaria, esta vez pretendían pasar a la fuerza por los caminos de las comunidades que están en resistencia.
La misoginia con que se violentó a Marcela es una muestra de cómo Guatemala no ha cambiado nada en estos últimos quinientos años, en los que a través de la violencia sexual se han establecido formas de ejercer control sobre nuestros pueblos, nuestros territorios, nuestros cuerpos. Se busca infundir terror, acallar a las mujeres a través de estas vejaciones, se busca humillar a toda una colectividad a través de la violencia contra las mujeres. Los abusos, las agresiones fueron cometidas por un grupo de hombres que son Cocodes impuestos por la Municipalidad de San Juan Sacatepéquez, que en contubernio con la empresa Cementos Progreso se han dedicado a acosar, amenazar y perseguir a las comunidades a quienes culpan de no completar el “Anillo Regional”, que es una carretera con la que se pretende transportar rápidamente lo generado por la planta cementera, ya que conecta San Juan Sacatepéquez con la carretera Interamericana. Esta forma perversa de operar, poniendo a unos en contra de otros, conflictuando y rompiendo con la comunalidad, es una estrategia que han utilizado las grandes industrias para despojar e imponerse aún en contra de la voluntad de la mayoría quienes por miles de años han habitado estos territorios.
¿En dónde está el desarrollo y el progreso en todo esto? ¿Desarrollo para quiénes y a costa de qué o de quiénes?
*Fragmento tomado del comunicado emitido por las Comunidades Kaqchikeles en Resistencia de San Juan Sacatepéquez.
https://lahora.gt/nuestras-familias-no-comen-cemento-gris-pues-el-hambre-se-quita-con-maiz1/?fbclid=IwAR12218Qs-p8H-MlHTOsBw8mYrVsjVr4UQCo0egdA7YhfBXJz8Qz9wyXgB4
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