Continuamos compartiendo las voces de mujeres que están contribuyendo en la búsqueda e identificación de personas desaparecidas ♀️✨
#LaFuerzaDeLaBúsqueda: AURA ELENA FARFÁN
"El 15 de mayo de 1984, varios hombres llegaron a la casa a avisarle a mi mamá que a mi hermano, Rubén Amílcar Farfán, se lo habían llevado hombres armados. En ese momento empezamos a buscarlo en la policía, en las cárceles, en los hospitales, pero no fue posible encontrarlo. Nunca supimos nada de él y eso fue lo que nos dio la pauta de continuar luchando para seguir buscándolo. Fue terrible la búsqueda porque encontramos bastantes dificultades, nadie nos decía nada. Así nos fuimos encontrando más familias, hijos, hermanos, madres, esposas para buscar a los desaparecidos.
Hemos luchado muy fuerte para dar con los desaparecidos, tanto aquí en la capital como en los diferentes lugares de detención. Yo digo que si en los años ‘70s las mujeres hubiesen estado organizadas como hoy, otra cosa hubiera sido, pero la verdad era que la mujer tenía mucho temor para decir algo. Sin embargo, avanzamos para encontrar espacios donde decir y reclamar lo que nosotras queríamos, como era el saber el paradero de nuestros familiares. Fue así como la mujer dio la esperanza para poder salir adelante y no sólo en la ciudad, sino también en el campo, porque en el campo las mujeres están organizadas, saben de todo y pueden.
Aprovecho para saludar a todas las mujeres guatemaltecas. Un abrazo muy fuerte y sigan adelante, no se dejen humillar ni vencer, sino al contrario, pongan siempre su esfuerzo para poder salir adelante y no dejarse vencer por nada".
Cerramos el mes de marzo compartiendo la historia de BLANCA QUIROA DE HERNÁNDEZ en #LaFuerzaDeLaBúsqueda ♀️✨
"Mi nombre es Blanca Rosa Quiroa de Hernández, tengo 75 años de edad y soy madre de un desaparecido. Tengo una lucha de 36 años en búsqueda de las personas desaparecidas. Yo he dicho siempre que el crimen más horrendo que existe en el mundo es la desaparición de una persona, porque no se encuentra entre los vivos ni entre los muertos, es un ciclo de vida que no terminó y un duelo que nunca cerramos.
No hay palabras para explicar ese sufrimiento que uno vive día y noche. Uno pierde la noción del tiempo. Yo salía a buscar a mi hijo desde las 5 de la mañana y regresaba a las 5, 6 o 7 de la noche. El recorrido de todos los días era: la morgue, hospitales, cárceles; fue una época muy dura. Fortuitamente, buscando todos los días, nos conocimos con otros familiares y fue así como en junio de 1984 se tomó la decisión de formar una organización de familiares de desaparecidos, porque durante el tiempo que cada familia estuvo caminando sola, las autoridades nunca prestaron atención. Fue una satisfacción, no solo conocer a más gente, sino el ayudar a otras personas que estaban sufriendo igual que nosotros.
Ha sido un reto grande. Hay muchas personas que aún no han dado su denuncia. Todavía falta mucho por hacer. Busquen organizaciones, busquen a la FAFG, vengan a dar su muestra de ADN.
Yo no la he tenido, pero he visto la satisfacción de los familiares cuando les entregan los restos de sus familiares que han sido reconocidos por medio del ADN. Creo que todos necesitamos eso. Es necesario también que quedé en la historia de nuestro país lo que sucedió verdaderamente en Guatemala. Es necesario continuar con nuestra lucha. Se necesita que gente joven tome la batuta, tome esa responsabilidad de sus familiares. Muchos jóvenes tienen que conocer la verdad para que puedan tomar conciencia y retomar ese trabajo".
https://www.facebook.com/FAFGuatemala
Fundación de Antropología Forense de Guatemala - FAFG
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