Se necesitan cambios profundos que no se pueden dar sin una nueva revolución.
Indudablemente que la situación económica, política y social en la que estamos inmersos amerita que el pueblo repita las movilizaciones que antecedieron a la Revolución del 20 de octubre para culminar, una vez más, con la destitución de quienes detentan el poder y han hecho del País de la Eterna Primavera una grotesca caricatura de oportunistas y serviles en todas las instituciones del Estado.
La Revolución de Octubre nos permitió entrar en el contexto de un desarrollo integral como país, y fue un ejemplo de dignidad para otros países, que comenzaron a luchar para derrocar a los dictadores que se enseñoreaban por todo el continente. Internamente, con el estadista Juan José Arévalo se iniciaron las transformaciones que el país necesitaba en aspectos de educación, salud, vivienda, y con el Soldado del Pueblo, Jacobo Árbenz Guzmán, se profundizó la obra de Arévalo y se desarrollaron las comunicaciones, los puertos, la luz llegó a muchos pueblos y se inició la reforma en la tenencia de la tierra, lo que devolvió la esperanza de un porvenir mejor para las nuevas generaciones en los pueblos más apartados y abandonados.
Hoy no existe una dictadura consolidada, como fue la dictadura de Ubico en aquella época, pero ese camino llevamos, pues aunque cada cuatro años se convoquen elecciones, el perfil de los candidatos, que ya se mencionan, no augura nada bueno, más bien la continuación de un régimen incapaz y despótico, como el que actualmente gobierna, que no es Giammattei, sino la camarilla que mueve los hilos y pone las piezas que más les convienen a los intereses del poder económico y de los nuevos ricos que han conformado y desarrollado cada vez más el Pacto de Corruptos.
Hemos tenido momentos históricos que demuestran que el pueblo es capaz de ver y construir un futuro mejor, y eso nos hace falta hoy, una juventud que, junto a maestros y ciudadanos conscientes, tome las calles como lo hicieron en 1920, en 1944 o en las gloriosas jornadas de marzo y abril de 1962, pues tampoco podemos olvidar la respuesta del pueblo al Serranazo, o la deposición del gobierno de Otto Pérez. Es hora decir basta de corrupción, basta de compadrazgos, basta de imposiciones, rescatemos el sistema de justicia, garanticemos y ampliemos los derechos ya conquistados y saquemos la inmundicia del Congreso y, por supuesto, del Ministerio Público, donde los cambios que se producen representan un retroceso que solo beneficia a los corruptos y criminales.
Hoy más que nunca se necesita iniciar un nuevo proceso. Miles de niños están muriendo de hambre y la desnutrición aumenta considerablemente, los precios de la canasta básica se disparan día a día, los salarios son insuficientes y las fuentes de trabajo escasean. Se necesitan cambios profundos que no se pueden dar sin una nueva revolución que nos lleve a la transformación real del país.
https://elperiodico.com.gt/opinion/opiniones-de-hoy/2021/10/14/necesitamos-otro-20-de-octubre/
No hay comentarios :
Publicar un comentario