Lloran las viudas, las hijas huérfanas y las madres y padres que perdieron a sus crías. Lloran las/os desterradas/os que salieron al exilio en busca de salvar la vida, muchas/os ya nunca regresaron, vivirán añorando el suelo propio manchado de sangre e injusticia pero no regresarán, no a donde se les arrebató la vida a miles de personas que soñaron con la libertad.
Que cante el mar y los lagos, que cante la raíz del milpal y frijolar, que se una al canto el techo de teja y que abriguen a la comparsa las paredes de adobe, las campanas que repiquen que anuncien que hay vida en la tierra arrasada que estamos las hijas, las viudas, las madres, los padres y los hermanos, que anuncien que somos un solo corazón que palpita al ritmo de la libertad.
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