Allá, a lo lejos, siguen presentes como luciérnagas, unas luces en el túnel de la impunidad. Las quieren apagar a fuerza de recursos y recusaciones porque han estado acostumbrados a actuar en la tiniebla y por eso quieren aniquilar el débil Estado de Derecho que se ha ido construyendo ladrillo por ladrillo, fallo a fallo, dado por jueces honorables, para no volver a la noche negra que ya vivimos y que desean quienes actúan sin escrúpulos, y no escatiman esfuerzos en su afán de apagar las luces.
Ayer fue 25 de febrero, un aniversario más de la entrega del Informe de la Comisión para el Esclarecimiento Histórico (CEH), cuando retumbó, en la sala del Teatro Nacional Miguel Ángel Asturias, la voz fuerte y segura de Christian Tomuschat cuando dijo que “En ningún país de América Latina se habían registrado tantos casos de violaciones de los derechos humanos como aquí. Según las estadísticas, Guatemala encabeza todo”, y se refirió a la “extrema crueldad” y a la “magnitud e inhumana irracionalidad de la violencia que azotó el país”, dejando claro que en Guatemala habían sucedido hechos que se podían calificar de genocidio.
Ese fue un día inolvidable para los familiares de las víctimas y por eso fue que se instituyó el 25 de febrero, como el Día Nacional de las Víctimas, aun cuando las víctimas siempre están presentes en la mente y el corazón de sus familiares y de quienes escapamos, por suerte, a la cacería humana que desataron las fuerzas de seguridad del Estado, que enlutaron a la mayor parte de la población guatemalteca. Vivimos décadas sin ver luces en el túnel, pero no doblegaron la voluntad de miles de hombres y mujeres que luchamos por la justicia, contra la impunidad reinante en el país y por abrir rendijas disputando los espacios políticos de expresión que nos fueron negados.
Muchos años después de la firma de la paz la realidad sigue siendo la misma que señaló la Comisión para el Esclarecimiento Histórico en su informe: “Una constatación es insoslayable: que esta es una sociedad profundamente heterogénea y polarizada en términos económicos, sociales y culturales, sin un proyecto común de Nación que reconozca en los hechos la igualdad de oportunidades para todos sus ciudadanos”. Y además de ello, la muerte sigue ensombreciendo los hogares y los medios de comunicación siguen reportando, diariamente, decenas de asesinatos de hombres y mujeres, pero ojalá que los procesos que se siguen sirvan, por lo menos, para atenuar la impunidad y lograr una reconciliación con base en la verdad y la justicia.
http://www.elperiodico.com.gt/es/20130226/opinion/225245/
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