HOMENAJE A ROBIN
GARCÍA:
¡ROBIN GARCÍA
VIVE!
Juan José Hurtado Paz y Paz
La Historia que se conoce es la que se escribe; es la
que queda registrada, que se acepta como referencia válida y de la que aprenden
las generaciones posteriores.
Por eso, necesitamos escribir la historia desde los
oprimidos, para que nuestras voces trasciendan, nos hagamos escuchar desde
nuestra posición y que tengamos permanencia en la Historia.
Ello da relevancia especial a este acto de entrega
del grado Doctor Honoris Causa in memoriam a Robin Mayro García Dávila. No es sólo un acto para reconocer a un
joven estudiante luchador revolucionario, sino que representa un compromiso por
contribuir a la memoria histórica, que sirva también para cambiar.
Por eso, nuestro reconocimiento a la Universidad de
San Carlos al hacer este acto de justicia.
Hay personas que se convierten en símbolos de una
época porque en ellas se sintetiza esa época y a la vez su figura se proyecta
en otras y otros de ese momento, así como en generaciones posteriores.
Ese es el caso de Robin Mayro García Dávila, a
quien hoy rendimos homenaje, expresión de una juventud rebelde, ávida de
cambiar el mundo para que hubiera bienestar, igualdad, justicia y dignidad para
todas y todos.
Su liderazgo, su ejemplo y la barbarie cometida contra
él motivaron a muchas personas a comprometerse en ese esfuerzo de
transformación, que aún continúa.
Junto a mi hermana Margarita (ya fallecida), tuve
la dicha de conocerlo personalmente durante un período muy corto de su vida, de
1975 a 1977, lo que me permite hablar de él en primera persona. Fue muy corto tiempo pues, de hecho, su
vida fue muy corta, ya que muy pronto nos fue arrebatado por las fuerzas
represivas del Estado, como fue el caso de millares de personas más. El despojo de esas vidas sigue siendo
muy sensible para el país.
En otra intervención se hablará más de rasgos de su
vida personal y familiar, por lo que yo daré cuenta de su participación en el
movimiento estudiantil y en el movimiento revolucionario de la época; ambos
movimientos, aunque de naturaleza diferente, estaban íntimamente
vinculados. Por eso es también
necesario hablar del contexto que se vivía en el país.
El auge de la
lucha popular y revolucionaria en los años 70
Guatemala, pese a su gran belleza y riqueza
natural, es un país muy desigual e injusto. Esto ha motivado a lo largo de los siglos una
resistencia y lucha que aún continúa.
La represión se reinstauró en el país a partir del
derrocamiento de Arbenz (en 1954) y los espacios para la lucha democrática y
más aún, para la transformación revolucionaria, por medios pacíficos, se habían
cerrado. Cualquiera que hablara de
pobreza y explotación, de falta de democracia y de la necesidad de cambio era
considerado subversivo comunista por
los poderosos y por lo tanto, a quien había que reprimir e incluso matar.
Aún así, a pesar de la derrota temporal del
movimiento guerrillero de los años de 1960, en los años 70 se produjo un nuevo
auge de las luchas populares y revolucionaria, las que se nutrían mutuamente.
Existía entonces un campo socialista surgido luego
de la II Guerra Mundial.
A muchas y muchos jóvenes de esa época nos
inspiraban particularmente la Revolución Cubana, la figura del Comandante
Ernesto Che Guevara y diversos movimientos en el mundo contra el establishment,
como los movimientos de liberación nacional de países colonizados,
especialmente el del pueblo de Viet Nam; las luchas por los derechos civiles
particularmente de los afro-americanos en Estados Unidos; el rechazo a las
guerras y el armamentismo; las luchas por la igualdad entre hombres y mujeres y
el reconocimiento de la diversidad sexual; y las acciones por la protección del
medio ambiente. En los propios
Estados Unidos y Europa tomaba fuerza el Movimiento Hippie con el lema de “Paz
y Amor”, en búsqueda de alternativas de vida comunitarias, más espirituales y
en contacto con la naturaleza, contrarias al individualismo y el consumismo.
Es en ese contexto que transcurre la niñez y juventud
de Robin Mayro García Dávila.
¿Quién fue Robin
García?
Las personas somos producto y expresión de nuestra
época. Ese es el caso de Robin
García, único como toda persona individual y a la vez uno más de una generación
de jóvenes luchadores.
Robin es símbolo de una generación e inspirador de
esa generación y generaciones posteriores.
Era moreno, delgado, pelo crespo, ojos brillantes,
fosas nasales amplias y una sonrisa franca. Al estrechar su mano ancha, transmitía energía positiva.
Desde niño se caracterizó por su carisma y
liderazgo, lo que podía apreciarse en los equipos de futbol de los que fue organizador
y parte.
Intelectualmente era de pensamiento agudo y crítico.
A la vez, era muy sencillo, al punto de reconocerse
como arcilla en manos de sus compañeros
revolucionarios que lo moldeaban.
O como dijo también:
Yo fui masa de maíz en sus manos;
Ustedes me dieron forma,
Me mostraron el lugar
Por donde están dados
Los primeros pasos.
Era alegre, bromista y su sonrisa irradiaba optimismo
y esperanza.
Tenía una alta sensibilidad humana, la que ha
quedado plasmada en sus poemas (los cuales fueran editados luego de su asesinato,
con motivo del primer Seminario Nacional de Estudiantes de Agronomía, el 28 de
abril de 1978[1] y fueron
declamados por la poetisa feminista guatemalteca Guisela López).
La solidaridad, o mejor dicho, la reciprocidad era
una de sus características principales.
Dijo:
El acto de dar sólo es una manera de restitución
que la vida impone a cada paso
por la ley de justicia y equidad.
La influencia de su familia marcó su orientación
revolucionaria. Contaba de las
ideas antiimperialistas de su padre, quien fuera trabajador en la Compañía
Frutera – la UFCO - en Tiquisate, Escuintla. También contaba que de niños, con sus hermanos, en vez de
jugar a “policías y ladrones”, jugaban a “soldados y guerrilleros”. Ser el menor de sus hermanos
quizás contribuyó también a su madurez precoz.
Asimismo, la formación católica le proporcionó valores
y principios como los de amor al prójimo, justicia y la opción preferencial por
los pobres que luego se transformaron para convertirse en convicción y
compromiso revolucionario.
Sin embargo, ya con una formación política marxista-leninista,
cuestionó la manipulación de la religión en favor de los poderosos. Así lo expresa en otro poema:
Jesús…
No puedes ser Jesús,
como te pintan en los libros.
Debías ser guerrillero,
… el
Dios que predican
es un instrumento más
al servicio de los ricos y militares,
que maltratan y explotan
a los pobres.
La secundaria la hizo primero en el Instituto
Miguel García Granados (los básicos) y estudió para perito contador en la
Escuela Central de Ciencias Comerciales (más conocida como Comercio
Central). Se graduó en el año de 1976 y en el 77 ingresó a la Facultad de
Agronomía. Sin embargo, su
vínculo mayor continuó siendo con el movimiento estudiantil de post-primaria.
En Comercio, fue parte de la Asociación de
Estudiantes de Comercio y del equipo de redacción y edición del periódico “Pueblo
y Estudiante”, por el que fueron citados por el entonces Ministro de
Gobernación, Donaldo Álvarez Ruiz.
En sus poemas defendió el derecho a expresarse diciendo que: las palabras y las letras son para decir la
verdad.
También fue cercano a la formación del Grupo de
Teatro “El Absurdo”.
Estuvo participando en los inicios de la creación
de la Coordinadora de Estudiantes de Educación Media – CEEM - , pero luego tomó
distancia de ésta por no coincidir con la orientación política que llegó a
dominar en ella.
En la época, no era posible pensar en
transformación revolucionaria de la sociedad si no era haciendo uso de la lucha
armada, que tomó forma en la estrategia de la Guerra Popular
Revolucionaria.
Es por eso que en el año de 1974, siendo aún estudiante
del Instituto Miguel García Granados se incorporó al Ejército Guerrillero de los
Pobres – EGP -. Se atrevió a
ser revolucionario, es decir (cito):
… empuñar un fusil,
Organizar a las masas,
Politizarlas y politizarse,
Leer y escribir,
Pensar y discutir,
Proponer y sentir.
La violencia revolucionaria no era un anhelo,
sino una necesidad. Refiriéndose a
la vida dijo:
Nos gusta vivirte
En paz
Y para lograrlo
Tenemos que hacer
La guerra
Sus tareas en el EGP fueron principalmente
políticas, próximas al movimiento estudiantil de post-primaria, pero por la
naturaleza político-militar de la organización a la cual pertenecía, tuvo
alguna formación y participación militar.
En más de una oportunidad su vida estuvo en riesgo
por su participación estudiantil y como guerrillero. Asumía este riesgo plenamente, de manera consciente,
entendiéndolo como “un accidente” que podía ocurrir.
Como persona sensible, era también profundamente
enamorado. Su última novia fue una
muchacha de ojos verdes muy bonitos, pero que le provocó dolores:
Así se refiere a ella:
Un par de ojos verdes,
Tan grandes como falsos
Que miraban
Con ternura
Le gustaba también la música popular. De
hecho hay dos canciones que asocio con él, que estaban de moda en la época y
que en más de alguna oportunidad cuando lo fui a buscar temprano a su casa,
estaban sonando en la radio. Una era en inglés y que decía: “Vuela, Robin[2],
vuela… alto, alto en el cielo”
y la otra referente a una mujer "Melina..."
El secuestro,
tortura y asesinato de Robin García
El 28 de julio por la
noche, luego de haber participado en actos en conmemoración de la Revolución
Cubana y en homenaje a tres estudiantes (Iván Alvarado, Julio Áscoli y Félix
Augusto Orozco Mendizábal) muertos un año antes en Ciudad Satélite, el 27 de
julio de 1976, Robin García y Leonel Caballeros fueron desaparecidos de manera
forzada por agentes represivos del Estado.
Dos días después, el 30 de
julio, el cadáver de Leonel Caballeros apareció tirado a inmediaciones de la
Universidad de San Carlos.
Esto provocó un gran
repudio y fortaleció la movilización para intentar salvar a Robin. Luego de las
intensas manifestaciones principalmente de estudiantes y otras personas de los
sectores populares para repudiar la ejecución extrajudicial de Leonel y
demandar la libertad de Robin, el 4 de agosto de 1977 apareció también
cruelmente torturado su cadáver, en las cercanías de Palín, Escuintla.
El 5 de agosto, fue
enterrado, en un sepelio al que asistieron más de 60,000 personas, en su
mayoría jóvenes estudiantes.
Foto: Mauro Calanchina |
A estas gestas históricas
protagonizadas principalmente por la juventud para repudiar la represión de la
época y demandar justicia se les llamó posteriormente “las Jornadas de Agosto
de 1977”. Nombrarlas así era también una forma de rememorar “las Jornadas de
Marzo y Abril del 62”, 15 años antes, en que también los estudiantes de
Secundaria y la Universidad fueron protagonistas de amplias movilizaciones en
demanda de democracia.
Las Jornadas de Agosto de
1977 fueron una expresión de que pese a los sectarismos y divisiones que
existían en el pasado (aún dentro de las propias organizaciones de izquierda y
que lamentablemente se siguen reproduciendo), se confluía para hacer frente
común en la lucha por la vida. Ese espíritu de convergencia e inclusión entre
quienes queremos la vida debe prevalecer.
“Recordar todo esto es muy doloroso, pero a la vez muy lindo”,
dijo un compañero que también perdió a su hermano en esa época. “No sólo fue la
tristeza por perder a entrañables compañeros y seres muy queridos, sino también
la alegría de la lucha y la solidaridad.” Eran tiempos de sueños y esperanzas.
Y nuestros héroes muertos se convirtieron en símbolo de la rebeldía contra el
sistema.
Las agrupaciones
estudiantiles de línea revolucionaria afines actuaban juntas para estas
movilizaciones, lo que hizo necesaria establecer instancias de coordinación entre
sí y con otras organizaciones sociales, por lo que se le fue dando forma a lo
que luego sería el Frente Estudiantil Revolucionario Robin García – FERG -.
En el marco de la
manifestación del 1º de Mayo de 1978, se hizo pública esta coordinación
estudiantil, ocasión en que también se dio a conocer el recién constituido Comité
de Unidad Campesina – CUC – y la Coordinadora de Pobladores – CDP -. Posteriormente, en la manifestación del
13 de agosto del mismo año, se hizo público el FERG-Secundaria.
El FERG llegó a ser una
fuerza estudiantil revolucionaria influyente en la Universidad de San Carlos y
en diversos establecimientos de Educación Media.
Al estar reunidos hoy en el Acto de otorgamiento del grado de
Doctor Honoris Causa in memoriam a Robin Mayro García Dávila, que reúne a Autoridades
Académicas, familiares, amigos y compañeros de lucha de Robin, estudiantes y
muchas personas más, de distintas generaciones comprometidos en continuar en
los esfuerzos de transformación, con satisfacción y esperanza, podemos decir: ¡ROBIN
GARCÍA VIVE!
Termino con otro fragmento de uno de sus poemas:
El sol brillará,
de una manera
como nunca lo
ha hecho
en este dulce
país,
que ha estado
bañándose
en sangre,
desde su nacimiento.
Juan José
Hurtado Paz y Paz
Guatemala, 4 de
agosto de 2016
Hermoso y triste el texto de Juan José Hurtado Paz, que permite dibujar la figura de Robin García, una parábola en cuya cima se enfrentan la conciencia y la tortura.... Pienso en aquellas luchas y utopías, y por momentos siento que lo que el sistema ofrece como justicia y democracia, es una baratija, una capitulación de la sensibilidad, un engaño.
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