martes, 11 de enero de 2022

GUATEMALA: LA MASACRE DE 8 DE ENERO DE 1982 EN LA ALDEA CHICHUPAC, RABINAL


INFORME No. 6/14 CASO 

Comisión Interamericana de Derechos Humanos

Fotos: Archivo COMUNICARTE

De acuerdo a la información de los familiares de las presuntas víctimas, el 8 de enero de 1982 miembros del Ejército de Guatemala convocaron a los vecinos de la aldea Chichupac a una reunión en la clínica de salud de dicha localidad a fin de repartirles medicinas y regalos. Una testigo sostuvo que la orden era “que nadie quedara en la casa”.

Los comisionados militares obligaron a los miembros de las PAC a adornar la entrada de la comunidad y “crear un ambiente de fiesta”. Los habitantes de la aldea que se encontraban en sus casas fueron llevados a la clínica por parte de los miembros del Ejército. De esta forma, alrededor de 300 habitantes de la aldea se encontraban en la clínica. 

Alrededor de las 9:00 a.m., llegaron en un camión cien soldados del Ejército Nacional, los cuales vestían uniformes verdes camuflados y llevaban armas largas. Los soldados iban acompañados de un grupo de ‘judiciales’. 

Una vez que ingresaron a la clínica, los militares empezaron a repartir juguetes a los niños y las niñas. Una testigo indicó que les dieron pelotas de plástico, un carro de plástico y pedazos de muñecos. Posteriormente, el oficial de la tropa ordenó a las mujeres regresar a sus viviendas. 

De acuerdo al REMHI, los soldados ordenaron a los hombres formar varias filas y mostrar su cédula de identificación. Conforme a un listado que “los judiciales” tenían, seleccionaron a 32 hombres, entre los que se encontraban catequistas, promotores de salud y líderes comunitarios de las aldeas Chichupac, Xeabaj, Coyojá, El Tablón y Chijom. 

Los soldados ordenaron al resto de hombres que regresaran a sus viviendas bajo la prohibición de “no meterse en nada” en tanto les podía suceder lo mismo que al grupo de hombres seleccionados.

 Dos testigos indicaron que los militares les dijeron que “no se metieran a nada porque si no les iban a quebrar el culo de igual manera que lo harían con las personas que quedaron encerradas”.

 También informaron que obligaron a las PAC de Chichupac a ir a sus casas a recoger sus “chamarras y garrotes” y que volvieran en tanto les correspondía “realizar patrullajes por el perímetro de la clínica, situación que tuvieron de obedecer”. 

De conformidad con el REHMI “los soldados habían colocado un tanque por si alguien se huía”. 

Los hombres que quedaron en la clínica fueron acusados de ser miembros de las guerrillas por lo que fueron torturados por varias horas. Una testigo señaló que “a los hombres de Chichupac los torturaron en la clínica (…) les oíamos gritar”. Alrededor de las 4:00 p.m., las PAC de la aldea Chichupac vieron cómo los militares del Ejército Nacional salieron con las presuntas víctimas, quienes estaban con las manos amarradas. 

Los miembros del Ejército Nacional obligaron a las presuntas víctimas a caminar hacia la cumbre de la aldea. Una persona, Félix Alvarado Xitumul, se desmayó mientras caminaba y falleció. Una vez que llegaron a la cumbre, todas las personas fueron asesinadas.

 Algunos fueron estrangulados mientras que otros murieron disparados. Los soldados cavaron dos fosas donde enterraron a las personas. Debido a que las fosas no eran lo suficientemente profundas, algunos restos humanos quedaron expuestos en la superficie. 

Inhumación cementerio Rabinal

Estos hechos fueron documentados por la CEH quien sostuvo que “se puede afirmar con toda certeza que las personas asesinadas en la[…] masacre[…] ejecutada[…] el 8 de enero de 1982 en la comunidad de Chichupac […] no murieron combatiendo, sino que, según las evidencias forenses, fueron brutalmente eliminadas sin que tuvieran opción de defenderse”. 

La CEH documentó lo sucedido como “la masacre de Chichupac”. Asimismo, el REMHI identificó a lo sucedido el 8 de enero de 1982 como una masacre en la que participó el Ejército Nacional y colaboradores. Los nombres de las personas son las siguientes: 

1) Víctor Juárez Pangan (o Víctor Juárez Pancan), 2) Clemente Juárez Ixpancoc, 3) Cruz Sic Cuxum (o Cruz Sic Cuxún), 4) Pedro Sic Jerónimo, 5) Gregorio Valey, 6) Timoteo Sic Cujá, 7) Roberto Galiego Chén, 8) Antonio Alvarado González, 9) Alfonso Crúz Juárez, 10) Domingo Cahuec Sic, 11) Santiago Alvarado Xitumul, 12) Agustín Juárez Ixpancoc, 13) Teodoro González Xitumul, 14) Eulogio Morales Alvarado, 15) Luciano González (o Luciano Gonzalez Sis o Lucio Gonzalez Sis), 16) Apolinario Juárez Pérez, 17) Alberto Juarez Perez, 18) Evaristo Siana, 19) Pedro Tum (o Pedro Pérez Ampérez), 20) Emigdio Siana Ixtecoc, 21) Pedro Galiego López, 22) Demetrio Chen Alvarado, 23) Pedro Galiego Mendoza, 24) Camilo Juárez Valey, 25) Julián Garniga López, 26) Benito Juárez Ixpancoc, 27) Francisco Depaz, 28) Maximiliano Sis Valey, 29) Vicente Sic Osorio, 30) Patrocinio Galiego, 31) Félix Alvarado Xitumul, y 32) José Demetrio Cahuec Jerónimo

Al día siguiente de la masacre, las PAC fueron obligados por los miembros del Ejército Nacional a lavar la clínica, la cual estaba llena de sangre y con restos de carne humana. Asimismo, los hombres de la aldea Chichupac se dirigieron a la cumbre, encontraron las fosas y procedieron a cavar una tercera donde depositaron los restos mortales que se encontraban en la intemperie. 

Una testigo manifestó que vio “gran montón de garrotes y (…) señas de que no los mataron con balas sino que los ahorcaron con torniquete”. Otra testigo sostuvo que “se veían las manos y se veían las partes del costado de ellos”. De acuerdo con los peticionarios, los familiares tenían miedo de hacer algo por lo que no se animaron a hacer la sepultura para que “estén bien enterrados” 

Situación posterior de los habitantes de la aldea Chichupac. 

Testigos indican que con posterioridad a la masacre, los miembros del Ejército Nacional iban casi a diario a la aldea Chichupac con el objeto de perseguir, violar a las mujeres y dar muerte a sus habitantes. 

Asimismo, las declaraciones refieren a que los miembros del Ejército Nacional quemaron viviendas, destruyeron cultivos y robaron animales domésticos y objetos de valor. Al respecto, el REMHI documentó declaraciones de sobrevivientes: 

Se llevaron nuestras cosas, gallinas, reses. A los ocho días de haberse ido, sacaron sus cosas y le echaron fuego. Sacaron café, dulce, cama, amueblados, tenía bestias, no dejaron ni un santo parado. A mi hija que mataron ya no tenía ropa. 

Se llevaron doce vacas paridas, mi perol lo destruyeron, mi máquina de caña, a tres casas les echaron fuego. Empezaron a llevar nuestras ropas nuevas, gallinas, vacas, lo comieron cerca de la clínica, se llevaron una mi vaca gorda, pelaron mi vaca, se la comieron los soldados y civiles. Cortaron nuestra milpa, guineos, caña; se llevaron cortes, fajas, azadones, machetes. 

Igualmente, la CEH sostuvo que luego de la masacre en Chichupac, “el Ejército volvía para continuar con la destrucción”. Indicó que un miembro de las PAC manifestó que: 

La segunda comisión fue para botar la milpa y las cañas de la gente que se iba a la montaña, Chichupac (…). El Ejército decía que sacaran todo, que era para ellos; había gentes aprovechadas; y otros decían: 'pobrecita la gente'. Si encontraban gente los dejaban allí muertos. 

Los sobrevivientes de la aldea tuvieron que huir hacia las montañas a fin de refugiarse. Otro grupo de personas se desplazó hacia distintas ciudades. 

Una pobladora de la aldea sostuvo que “la aldea quedó casi destruida y la gente que se iba de Chichupac no quería dejar sus casas y sus tierras pero se fueron (…) en la época de la violencia se les acabó todo hasta sus casas quedaron destruidas”. 

MAS INFORMACIÓN: 

https://summa.cejil.org/es/entity/2fsvrylm97ohxjsf67stja714i?page=20

https://www.oas.org/es/cidh/decisiones/corte/12788FondoEs.pdfhttps://www.oas.org/es/cidh/decisiones/corte/12788FondoEs.pdf

INFORME No. 6/14 CASO 12.788 FONDO MIEMBROS DE LA ALDEA DE CHICHUPAC Y COMUNIDADES VECINAS DEL MUNICIPIO DE RABINAL GUATEMALA

Foto: Dramatización de una masacre, Rabinal

Inhumación cementerio Rabinal



1 comentario :

  1. Cuanto dolor, cuanta miseria espiritual de los causantes. Toda mi admiración al valiente pueblo de Rabinal. Luchemos para que venga la justicia.

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