OJALÁ Y EN GUATEMALA SE PROCEDIERA DE LA MISMA MANERA.
Por: Miguel Ángel Albizures
Mientras en Guatemala estamos en precipitado retroceso y corremos el peligro de una vuelta estrepitosa al pasado tenebroso que vivimos, en Honduras con la elección de la presidenta Xiomara Castro, primera mujer que llega al poder después de la independencia, se vislumbra un mejor futuro en aspectos políticos, sociales y económicos en ese país, que ha ocupado por mucho tiempo los últimos lugares de desarrollo entre los países de América Latina.
Dentro de su plan de gobierno se propone la Construcción del Estado Socialista Democrático, que tendría como fin supremo la atención del ser humano; la protección de los derechos del pueblo y la naturaleza como parte de la defensa de los derechos humanos del pueblo hondureño, tratando de construir una sociedad incluyente y solidaria y terminar con los abusos de poder y la corrupción. Por supuesto que su plan representa especial atención a la salud, a la educación, a la seguridad ciudadana y atender el problema, cada vez mayor, de la migración de la juventud hondureña hacia Estados Unidos en busca de sobrevivencia y mejores oportunidades.
Por supuesto que la palabra “socialismo” les provoca escalofríos a los de Fundaterror y a toda la mafia ultraderechista del Gobierno de Guatemala, pues quieren un pueblo sometido al silencio, obediente y no beligerante, que no diga nada de la alta corrupción, del negocio de las vacunas, de los millones bajo la alfombra, de los turbios negocios en la construcción de la autopista o libramiento de Chimaltenango, ni lo que ahora negocian para la construcción de la autopista Escuintla Puerto Quetzal, que les dejará bien untada la mano.
Lo que promete la presidenta de Honduras es una esperanza para el pueblo hondureño, y ojalá que en la práctica demuestre que las mujeres no solo son capaces de gobernar, sino de contribuir a la transformación de un país atrasado. Por el momento se ha pronunciado contra la minería y suspendido los desastres que cometen las grandes compañías al medio ambiente con la contaminación y uso de los ríos, y la destrucción de bosques, pues al igual que en Guatemala dejan daños irreparables y un mísero 1 por ciento de ganancias al país.
Ojalá y en Guatemala se procediera de la misma manera, no solo contra las compañías mineras, sino con la siembra de la palma africana, que sin ningún control se ha extendido por todo el territorio nacional provocando graves daños al medio ambiente y la expulsión de campesinos de las tierras heredades por sus ancestros, pues como lo dijo la presidenta hondureña: “Se cancela la aprobación de permisos de explotación extractivista por ser lesivos contra el Estado de Honduras, que atentan contra los recursos naturales, la salud pública y que limitan el acceso al agua como derechos humanos”. Ojalá también el Gobierno de Estados Unidos no empiece con sus planes de desestabilización y le deje gobernar en beneficio de su pueblo.
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