Por: Kajkoj Máximo Ba Tiul 1
El Paro Plurinacional 29J (29 de julio) convocado por autoridades indígenas, movimientos sociales, comunidades, pueblos originarios, organizaciones sociales, grupos de barrios, jóvenes, estudiantes, religiosos, exigiendo la “renuncia de Giammattei, Consuelo Porras, diputados y alcaldes”. Demandar un proceso para “seguir tejiendo puentes y alianzas, con la esperanza que algún día en Guatemala, brille la “Nueva Primavera”” o que se construya lo que en muchos momentos hemos hablado; la única y definitiva independencia.
El 29J escribí dos artículos titulados: “El 29J y lo que puede perderse: Guatemala Rumbo al Plurinacionalismo” (parte I y II)2 ; la idea fue analizar brevemente algunas movilizaciones sociales de la historia reciente en Guatemala. Analizar de forma breve, las limitaciones que se ha tenido, para que las alianzas se consolidan. Reflexionar un poco sobre lo que ahora se llama “Estados Plurinacionales”, que de hecho se ha convertido en una de las demandas no solo de los movimientos indígenas, sino de todos los movimientos sociales de Guatemala y de América Latina y que aún sigue teniendo sus propias limitaciones, como sucede en Bolivia y Ecuador, en donde se ha reconocido constitucionalmente el plurinacionalismo como una de sus características, pero en su espíritu sigue siendo un Estado tan capitalista y extractivista.
Esto podría ser la misma experiencia que comienza Chile3 , se construye un Estado con un nuevo nombre, pero con contenido occidental. Los progresismo, incluso los movimientos de izquierda, siguen sin comprender lo que los pueblos quieren en realidad y entonces, convertimos las movilizaciones sociales o ahora las famosos “paros, levantamientos, bloqueos” en manifestaciones “pacíficas” y sin contenido de resistencia y mucho menos de rebeldía, y como la mejor forma de acumular fuerzas para la campaña electoral, como medio para desalojar a los corruptos de la institucionalidad del Estado, sin pensar en cambios radicales del sistema.
En este momento en el que se encuentra el país, que puede ser mucho peor que con el gobierno de Jimmy Morales y los otros anteriores gobiernos post paz juntos, es válido que pensemos en movilizaciones más radicales, para arrebatarle las elecciones a estos y estas criminales, pero para ello, considero importante pensar en lo siguiente:
Primero; es urgente un pacto social, entre pueblos, organizaciones, movimientos, partidos políticos y personas. Digo personas en lo individual, porque sin temor a equivocarme, fuera de nuestros espacios (movimientos, organizaciones), hay personas que igual su esperanza es que el país cambie.
Segundo; un proyecto común. Es cierto que todos estamos urgidos de la construcción de un nuevo Estado, para ello también urge una nueva constitución y por ende una Asamblea Constituyente Plurinacional, Originaria y Popular, o como se le quiera llamar. Pero hay que estas conscientes que no tenemos la correlación de fuerzas que tuvo Chile, cuando exigieron al Congreso y presidente de la derecha convocar a la “Convención Constitucional”, aquí es otra cosa, aquí la ruta es tomar el gobierno, el congreso y desde allí convocar a la Asamblea o en todo caso, construir autonomías de hecho en los territorios, pero eso es otra discusión.
Tercero; los progresistas, las izquierdas y los movimientos sociales (indígenas, campesinos, sindicatos, trabajadores, LGTBQI, etc), no solo tienen como acción hoy, analizar la coyuntura, sino hacer un trabajo de autocrítica, que “no es solo admitir los propios errores. Es admitir ser criticado por los (as) compañeros (as)” 4 e incluso dejarse interpelar por el pueblo. Como lo sigue afirmando Frei Betto, “No se puede ser de izquierda sin -ensuciar- los zapatos allá donde el pueblo vive, lucha, sufre. Alégrate y comparte sus creencias y victorias. Teoría sin práctica es hacer el juego a la derecha”5 . En algún momento escribimos, que “urge volver a machucar el lodo de las comunidades”.
Cuarto; quienes quieran gobernar hoy, peor aún si son miembros de cualquiera de los movimientos sociales, deben ser en primer lugar humildes. La humildad no es sinónimo de mediocre. La humildad es una cualidad. Nos ayuda a reconocer que no lo sabemos todo, que posiblemente no son reconocidos como líderes nacionales. Que tal vez hay otras personas que no son de nuestros movimientos y que sus valores y principios son lo que se quiere para ser alcalde, diputado e incluso el presidente de hoy. La humildad, nos puede ayudar a reconocer que todos tienen cosas buenas y cosas malas. La humildad, ayuda a aceptar que en otros lugares se construye otro tipo de movilización que puede ser que no sea lo tradicional, y que promueve y fortalecer a pueblos en movimiento.
Por la situación que vive el país, la gente de a pie, está convocando a la unidad. La forma como se está articulando la derecha, está urgiendo a dejar nuestros propios intereses. Si nuestras angustias y esperanzas es la misma que la de los pobres y oprimidos, dejemos el individualismo y el egoísmo, por un lado. No olvidemos la ruta lo trazan los pueblos, no los liderazgos. (continuará)
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