Por: Miguel Ángel Albizures
El 27 de mayo es un día para recordar porque fue el día que la Fiscalía de Derechos Humanos del Ministerio Público y la Policía Nacional realizaron múltiples allanamientos y lograron la captura de 11 implicados en la desaparición, tortura y muerte de más de 183 personas, hombres y mujeres que en alguna forma tenían un compromiso con organizaciones sociales y varios de ellos con organizaciones revolucionarias que funcionaban en esa época, razón por la cual pasaron a engrosar el así llamado Diario Militar o Dossier de Muerte. Fueron los tiempos de los gobiernos sanguinarios de Romeo Lucas García, Efraín Ríos Montt y Humberto Mejía Víctores y aun cuando este diario contiene solo los hechos acontecidos en 1983 y 1984, la existencia de organizaciones paramilitares venían de mucho tiempo atrás, que daban a conocer listas de condenados a muerte y se sabía del actuar de la inteligencia militar que decidía la vida de cualquiera que consideraban “el enemigo interno”, pero que en la realidad soñaban con un país mejor y que los militares volvieran a sus cuarteles.
Muchos se oponen a que recordemos el pasado, pero es necesario para que no se repita la violencia estatal contra los ciudadanos que exigen sus derechos y luchan por transformar Guatemala en un país más justo y democrático y con mayor razón hoy en día en que soplan vientos de retroceso.
Por ello, es necesario que la justicia funcione, que aunque sea 38 años después se aplique, para que nunca más se cometan semejantes crímenes y para que las nuevas generaciones reconstruyan el país sobre nuevas bases. Algunos intentamos hacerlo en medio de la represión despiadada de los años setenta en que salir a las calles era ir preparados para el enfrentamiento, totalmente desigual, con las fuerzas de “seguridad”, pero era hacer uso del derecho de manifestación, protesta y petición restringidas.
Por eso, al enterarse de las capturas, un grupo de intelectuales y organizaciones de diversos países ha señalado: “Exhortamos al Estado de Guatemala y en especial al Organismo Judicial a garantizar un proceso judicial imparcial, libre de impedimentos y de intervenciones externas que puedan obstruir el enjuiciamiento a los imputados en este caso. De tal modo, esperamos que a través de un juicio libre e imparcial se establezcan las responsabilidades correspondientes para que se materialice el derecho a la justicia de las víctimas y se evite que crímenes como estos ocurran en el futuro”.
Los veteranos militares y los civiles de mentalidad militar, reaccionan en contra de la aplicación de la justicia por crímenes de lesa humanidad, posiblemente porque también tienen responsabilidad en lo que sucedió en el pasado o porque no comprenden la importancia de avanzar en la aplicación de la justicia para no volver al pasado. No sé, pero creo que deberían saludar el encarcelamiento de alguien como Jacobo Salám Sánchez, que, además de los crímenes del pasado, desfalcó al propio Ejército y se enriqueció con el negocio de la droga, pues no pocos militares han formado parte del crimen organizado. Si es a ese tipo de militares que defienden a los veteranos, es cosa de ellos, nosotros seguiremos abogando por la justicia aunque nos amenacen con sus mantas diciendo: “Si nos buscás, nos vas a encontrar”, de plano nos encontraremos, pues de ellos está copada la jungla.
https://elperiodico.com.gt/opinion/opiniones-de-hoy/2021/06/03/justicia-para-no-volver-al-pasado/
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