*Camilo Katari
El pueblo peruano ha decido retornar al Qapaj Ñan, dejando atrás los caminos del terror neoliberal. Han corrido todas las sangres, desde Vilcabamba hasta ayer nomás, cuando el zorro de arriba y el zorro de abajo han decantado sus intereses y sus proyectos de vida.
Manuel Escorza, en Redoble por Rancas, nos ha contado las surreales historias de las luchas campesinas peruanas por la tierra, de las estrategias y resistencias de los pueblos invisibles, o las aldeas sumergidas que nos describe Efrain Morote…y hoy haciendo historia las aldeas se muestran vivas, emergen de las profundas raíces de las fortalezas de Saqsaywaman y con el lápiz en la mano reescriben la historia del Perú.
Los temores, los miedos impuestos por el régimen de terror de Fujimori, se han agotado y la Flor de Retama se encuentra “amarillita amarillando” para dar cobijo a todos los mártires de la larga noche colonial.
Los pueblos originarios, los trabajadores, los afrodescendientes, ya han ganado, han demostrado su fuerza, su unidad, el otro Perú ya está en la historia y su carácter plurinacional es una evidencia que debe ser hecha constitución.
¿Qué lección nos deja el profesor Castillo? Una principal, la dignidad, su capacidad de superar la avalancha racista de una sociedad liderada por medios de comunicación serviles a los poderosos de siempre, a los dueños del Perú. Trataron de doblegar la altivez andina con un sistemático relato anticomunista y anti-indígena, no lo lograron.
La región, esta Patria Grande se va re-configurando desde abajo, desde las luchas en la Patagonia argentina y chilena hasta las calientes tierras de Chiapas, son los pueblos que van tejiendo el arco iris de mil colores y esa fuerza es imparable, porque no es ni calco ni copia, es creación heroica.
Perú ha vuelto al Qapaj Ñan, la ancestral guerra contra el sistema colonial, se ha convertido en millones de votos de esperanza, ponchos al viento festejan el cálido aliento de Túpac Amaru y de la generosa mano de Micaela Bastidas los abrazos de la Pachamama, ya no hay vuelta; el camino ha quedado señalado y los mil entuertos que puedan inventar los odiadores, serán sepultados por la Tempestad en los Andes.
Perú ya no será lo mismo, Lima ya no será más. Como decía Javier Heraud poeta y guerrillero en su poema Dos Preguntas; la “Ciudad de los Reyes
de la explotación y el hambre,
tres veces coronada por la sumisión,
ciudad triste, hambrienta, mísera
por todos lados,
salvo pequeños rinconcitos
donde se canta "la flor de la canela"
"viva el Perú y sereno" y se bebe whisky
con hielo y cocacolas.”
*Camilo Katari, es escritor e historiador potosino.
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