Resistencia obrera
La dirigencia tiene que dar otros pasos y ampliar las alianzas.Este Primero de Mayo, a pesar de que algunos dejaron el recorrido tradicional de la marcha para buscar sus propios objetivos, fue notoria la presencia beligerante de una clase que no está dispuesta a dejarse arrebatar sus derechos, ni amedrentarse ante las acusaciones, la deslegitimación de sus dirigentes y la criminalización de sus luchas. Lo masivo de la manifestación, es una buena respuesta.
A pesar de las divisiones existentes en el seno del movimiento obrero y campesino, es una respuesta organizada a quienes le están rezando los 9 días al movimiento sindical y a quienes se pliegan a los intereses de los gobiernos de turno. Una posible explicación para que millares de trabajadores de diversos sectores tomaran las calles, además de la crisis que golpea, es que ven y sienten nubarrones en el horizonte, que sus derechos fundamentales están en serio peligro y que la mano dura de patronos y Gobierno les puede caer encima. Sea como sea, fue importante que millares de personas tomaran las calles y ojalá se hagan esfuerzos por lograr altos grados de unidad que posibiliten la acción y movilización frente a cualquier intento de paralizar las organizaciones. Retomar con fuerza un serio proceso de unidad, es el reto que tienen por delante, pero también defender y seguir ejerciendo el derecho de organización, contratación colectiva, petición, protesta, resistencia y retomar en su programa los derechos de la población en general, frente a la afrenta del neoliberalismo que solo ve el derecho de la nariz de quienes más tienen y menos pagan.
Pero la dirigencia tiene que dar otros pasos, y ampliar las alianzas a otros sectores, igualmente desprotegidos, excluidos y explotados, para que juntos den la batalla por transformaciones profundas que garanticen la justicia.
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