Para quienes tienen menos de 40 años y no conocen de la historia reciente de Guatemala
Juan José Hurtado Paz y
Paz
31 de enero, 2013
Hoy, una vez más, recordamos la
Masacre en la Embajada de España. Para
quienes tienen menos de 40 años y no conocen de la historia reciente de
Guatemala, escuchar de la Masacre en la Embajada de España quizás no les diga
nada. Pero para quienes rebasamos
esa edad o quienes han hurgado en la historia reciente del país, significa algo
inaudito, impensable, pero que ocurrió en Guatemala.
Comenzaremos describiendo los
hechos, a sabiendas que un mismo hecho tiene diferentes interpretaciones y sólo
describirlo es difícil que no se haga tomando una posición definida.
Los hechos:
Minutos después de las 9 de la
mañana del 31 de enero de 1980, un grupo de 27 personas, en su mayoría
campesinos Mayas provenientes del departamento de El Quiché, acompañados de
otras personas integrantes de organizaciones populares, ocuparon la Embajada
de España. En ese momento, en esa sede diplomática,
además de personal que trabajaba en ella y otras personas, se encontraban
reunidos con el Embajador, un ex Viceprsidente del país, un ex Canciller y otro
abogado prominente.
Al conocerse de la ocupación, la
Policía Civil, dirigida entonces por German Chupina, rodeó el edificio. Según dio a conocer otro funcionario
del gobierno de la época, el entonces presidente General Lucas García, reunido
con su Ministro de Gobernación, Donaldo Álvarez Ruiz, ordenaron que no saliera
nadie con vida.
La orden fue cumplida. Minutos después se produjo una
explosión y un incendio inmediato de grandes proporciones, que calcinó vivos a
los 27 ocupantes y 10 personas más.
Únicamente sobrevivió el entonces Embajador de España, Máximo Cajal, quien
fue protegido por el Cuerpo Diplomático y otras personas que se habían hecho
presentes al lugar del siniestro que literalmente le salvaron la vida. El otro sobreviviente, el campesino Maya
de nombre Gregorio Yujá Xoná, quien quedó con vida debajo de la pila de
cadáveres de las otras personas y que fue lo que le protegió de no perecer
completamente quemado, fue llevado a un hospital privado, de donde fue
sustraído y finalmente muerto, lanzando su cadáver a la entrada del campus
central de la Universidad de San Carlos – USAC - .
Interpretaciones:
Desde la posición de quienes
mantienen una postura de derecha recalcitrante, el incendio fue una
autoinmolación de los “subversivos” con el fin de desestabilizar al
gobierno. Acusaron al Embajador
Cajal de haber sido cómplice de los ocupantes y haber tramado que ésta se
produjera cuando tenía la reunión con los juristas.
Incluso desde posiciones que
justificaban lo ocurrido, más de alguno expresó: “Nosotros perdimos dos, pero ellos perdieron a veintisiete”
(refiriéndose a quienes murieron).
Para quienes así dijeron, las otras ocho personas no contaban.
Para las personas comunes y
corrientes, lo ocurrido era algo que golpeaba y sacudía: ¿Cómo entender esa matanza de personas
y de la forma en que se hizo? ¿Cómo
entender que las fuerzas represivas del Estado irrumpieran en una sede
diplomática que es considerada territorio del país al cual representa esa sede
diplomática? ¿Cómo aceptar la
barbarie que no tiene justificación?
Para muchos, fue la gota que derramó el vaso, demostrando que los
gobernantes guatemaltecos estaban en contra del pueblo al que se supone debían
servir.
Para las organizaciones populares
involucradas, la toma pacífica no fue más que un último recurso para hacerse
escuchar y dar a conocer la represión que el ejército estaba ejecutando contra
los Pueblos Indígenas particularmente del norte de El Quiché, así como contra
toda persona que se atreviera a ejercer el derecho legítimo a la rebelión.
El gobierno militar quería “un
castigo ejemplar” para quienes se atrevían a levantarse en su contra. El terror era componente fundamental de
su estrategia.
El Pueblo continúa en lucha
Sin embargo, fracasaron entonces…
y siguen fracasando. La esperanza
no ha sido derrotada. Los sueños
de quienes fueron masacrados nos siguen inspirando a muchas y muchos.
33 años después, hay atisbos de
que finalmente se hará justicia ante el genocidio.
Apenas el pasado lunes el Juez
Primero B de Mayor Riesgo, Miguel Angel Gálvez, dictaminó enviar a juicio a los
generales Efraín Ríos Montt y José Mauricio Rodríguez Sánchez por genocidio y
deberes contra la humanidad. Falta
camino por recorrer para que se llegue a una sentencia…
Ni la Masacre de la Embajada de
España fue la única masacre ni solo los dos generales son los genocidas. Ya la Comisión Esclarecimiento
Histórico señaló que hay otros responsables en lo ocurrido en Guatemala durante
la guerra interna… pero son pasos
de los cuales congratularnos y
que esperamos conduzcan a cambios
mayores.
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