La esencia de este levantamiento armado de jóvenes oficiales del
Ejército de Guatemala, en contra del presidente, general Miguel Ydígoras
Fuentes, encontró su razón de ser en un profundo sentimiento nacionalista
y de rechazo a la intromisión extranjera. Esta base nacionalista de algunos
militares, hizo que se rebelaran en contra de los abusos y desmanes de quienes
implementaron la invasión de 1954, que atendiendo la orden imperial de Estados
Unidos y la United Fruit Company, cortaron abruptamente el período de la
primavera democrática que vivimos entre 1944 y 1954, e instauraron un régimen
que reprimió de forma brutal a todos los campesinos que habían recibido algún
beneficio de la reforma agraria implementada durante el gobierno de Arbenz, e
implantaron en el Ejército de Guatemala un ambiente de servilismo y amiguismo,
en el que los grados de oficiales se otorgaban, con frecuencia, a personas
afines ideológicamente e incluso a algunos que ni siquiera tenían una carrera militar.
Pero la gota que derramó el vaso, fue el acto de entreguismo del
presidente Ydígoras, con la complicidad de su amigo y cómplice en varios
negocios, Roberto Alejos Arzú, al que le autorizó facilitar su finca La
Helvetia, en la zona de Retalhuleu, para que militares de Estados Unidos
pudieran entrenar a cubanos disidentes, provenientes del exilio de Miami,
poniendo a su disposición un moderno equipo, armamento diverso, incluyendo
aviones, de los que no podía disponer un Ejército de Guatemala que se mantenía
con graves penurias, y con un sistema de tratos inhumanos que se habían
impuesto a los reclutas indígenas. Todo esto generaba rechazo en oficiales con
sensibilidad y pensamiento democrático.
Un 13 de noviembre de 1960, un grupo de oficiales convocó a un
levantamiento militar en contra del presidente Ydígoras, para instaurar un
gobierno que privilegiara los intereses nacionales. Entre sus principales
actores estaban los que unos dos años y medio más tarde formarían las primeras fuerzas
revolucionarias guerrilleras en Guatemala, el teniendo Marco Antonio Yon Sosa y
el sub teniente Luis Augusto Turcios Lima, éste último que llegó a ser el
Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas Rebeldes y el primero del Movimiento
Revolucionario 13 de Noviembre.
Entre los años del 60 al 63 se sucedieron diversas
movilizaciones de sectores sindicales, del movimiento estudiantil tanto de
educación media como universitario, que reivindicaban hechos políticos y
sociales parecidos a los que habían provocado el levantamiento del 13 de
Noviembre. Este periodo de constantes protestas culminó con las huelgas y
protestas generalizadas que protagonizaron el movimiento estudiantil
universitario y de educación media, y que es conocido como las Jornadas de marzo
y abril de 1962.
El año de 1960 se constituye, entonces, en el año en donde se
inicia la concurrencia de varios factores que desembocaría en 1963 con el
surgimiento del primer grupo guerrillero: las Fuerzas Armadas Rebeldes –FAR- y
con éste el inicio del conflicto armado que duro hasta finales de 1996. Los
costosos saldos de este enfrentamiento son ampliamente conocidos. Como nunca
antes en nuestra historia, se gesto una articulación de fuerzas políticas y
sociales.
Dando un salto en el tiempo, hasta la actualidad, se puede decir
que del 13 de Noviembre, continúa vigente el sentido antiimperialista y de
defensa nacional en contra del entreguismo y la explotación de las
transnacionales que históricamente se han apoderado de nuestros recursos, y
que, hoy, bajo otras formas insiste en someter a los pueblos de América Latina.
La instauración de siete bases militares en Colombia da cuenta
de ello. Aunque es importante señalar que así como la potencia imperial
encuentra aliados como el presidente colombiano Álvaro Uribe, también encuentra
importantes resistencias de parte de gobiernos progresistas en todo el
Continente. El caso que más resalta es el de Ecuador, en donde se puso a fin a
años de complacencia de parte de gobierno pasados, logrando recuperar la base
militar de Manta.
Como se puede ver, este 13 de noviembre de 2009, siguen
presentes el mismo espíritu y las mismas reivindicaciones. Aunque en realidades
cualitativamente distintas. Cuarenta y nueve años después del levantamiento
armado en Guatemala, nos encontramos con la misma necesidad de ofrecer una
respuesta política de parte de sectores organizados progresistas, a una
situación en la que derecha guatemalteca pretende seguir sacando ventaja.
Pero es necesario advertir, que junto al rechazo que existe
en fuerzas políticas y sociales sobre la ofensiva de parte de la derecha, a
nivel continental, es necesario pensar y encontrar las condiciones para un
proceso de aglutinación que reaccione de manera articulada y con una estrategia
definida y clara, de cara a la ofensiva de derecha. Fuerza con la que
evidentemente no contamos actualmente.
Publicado el 13 de Noviembre, 2009
http://www.i-dem.org/?p=24965
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