La
semana pasada saliendo de trabajar me fui a nadar, como acostumbro. Después de
nadar me puse a leer un libro mientras relajaba los músculos en el jacuzzi,
tenía en las manos a La Señora Dalloway, de Virginia Woolf. Asomó un señor de
la tercera edad, y luego de acomodarse
bien la espalda en un chorro de agua caliente me preguntó: ¿eres hindú? Le dije
que era de Guatemala. Pero es que pareces hindú, además estás leyendo inglés de
Inglaterra y eso sólo lo he visto aquí en los hindúes. Me puso en qué pensar. Es cierto, le dije; yo
también he visto a muchos hindúes leyendo inglés de Inglaterra. Así comenzó
nuestra conversación, dejé el libro a un lado y me acomodé la espalda en otro
chorro de agua caliente.
No pareces guatemalteca, tienes toda la pinta
de hindú. Sí, así me dicen, cuando voy al barrio hindú me hablan en hindi y no
me creen que sea latinoamericana pero soy de Guatemala de un pueblo que colinda
con El Salvador. Soy garífuna y xinca. Y le explico de las etnias guatemaltecas.
Está difícil la situación en México, con eso de los
estudiantes desaparecidos, comentó. Y antes de que le pudiera decir algo y sin
que fuera invitado, otro latinoamericano que estaba ahí metió su cuchara para
alardear de su inglés, -detesto cuando las personas se meten en conversaciones
ajenas sin que las inviten al festín- agregando: olvídese yo soy mexicano pero
no voy a México porque ahí matan a los turistas y como tengo perfil italiano me
confunden. No pude contener la risa sarcástica que se convirtió en carcajadas
que me sacaron las lágrimas. Qué ganas tienen
muchos de negar la sangre
ancestral. Cuando yo iba a comentarle de
su perfil italiano, le dijo el señor de la tercera edad: pero tú no pareces
italiano yo desde que te vi supe que eras mexicano. Seguí riendo a carcajadas.
A todo
esto, le dije al señor, ¿usted de qué
país es? Parece polaco pero su acento me suena a ruso. Soy de Georgia, es un
país que está entre Asia y Europa, colinda con Rusia, Turquía, Armenia y
Azerbaiyán. Mire usted qué interesante, y cuántos años tiene si se puede saber.
86 recién cumplidos hace dos días.
El
señor muy tranquilo, muy relajado, para nada arrogante.
Dice el
mexicano: yo soy de Michoacán y allá las cosas están que arden, hay mucha
guerrilla, gente mala del pueblo que ha tomado las armas y dicen que son
Autodefensas, quieren desprestigiar al gobierno. Pienso para mis adentros; no
solo sin identidad y de ribete come mierda. Veo ya a la vuelta de la esquina el
rumbo que tomará la conversación.
Comienza
a hablar pestes de los indígenas
mexicanos y del movimiento zapatista en Chiapas. Le digo, usted está hablando
del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, que no es una sublevación
cualquiera y de bochincheros no tienen
nada. Y si el pueblo se ha levantado en México es por el narco Estado que los
gobierna. Así como en Venezuela y Cuba que los gobierna un dictador, agrega el
señor de Georgia. Pienso: aquí arderá Troya.
¿Así? Le pregunto, ¿por qué lo dice, a qué se
refiere? A que a Venezuela la gobiernan los comunistas, es una dictadura que
tiene al pueblo muriendo de hambre. Claro, agrego; como Cuba me va decir y como Argentina y Bolivia y Brasil y Ecuador,
y dirá que también Mujica es dictador. Dirá que Bachelet es terrorista, cuando
ellos lo que han hecho es defender la
soberanía y dignidad de sus países y de
la región.
Prosigue
el señor de Georgia: pero es que Venezuela está sufriendo una crisis desde que
Chávez tomó el poder. Mete su cuchara el mexicano; sí, el presidente está mandando
a matar gente se ve en las noticias, que la gente se muere de hambre y hay
mucha violencia y él reprime a su pueblo.
Le
digo: es que saber qué tipo de noticias miran ustedes, si miran las que dan en
este país por supuesto que pensarán que Venezuela está en crisis. Pero yo vengo del comunismo, agrega el de Georgia,
y no es bueno, es mejor el capitalismo. Sí, agrega el mexicano que se cree
italiano.
Un
joven que ha estado escuchando la conversación también se mete al baile sin ser invitado. Yo soy ruso y
estoy en contra del comunismo y del socialismo, opino también con ellos; es
mejor el capitalismo. Tres contra una, para apostar estaba bueno. ¿Por qué? Les
pregunto, el mexicano en su ignorancia y sin argumentos contesta que porque
aquí se puede comprar un carro de último modelo
a pagos y porque no hay violencia y no hay hambre y pagan muy bien en
los trabajos. Pobre agónico, tendría que irse al sur de cualquier Estado para
ver la enorme diferencia de clases y el rostro curtido de la pobreza y segregación
que viven los estadounidenses dentro de su propio país. A él lo
he visto trabajando empujando carretas en un centro comercial, le podría decir
que ajá, ése es su capitalismo y que no trabaja dentro de cajero porque no
tiene el porte, ni la presencia y su inglés es con acento, que el trabajo de
empujar carretas es el que dan los gringos a los latinoamericanos emigrados, o
de acomodadores de bultos en las bodegas, pero no quiero dar golpes bajos.
El
joven ruso hace cálculos, restas, divisiones y sumas; cuenta que en Rusia nunca
pudo comprarse un automóvil porque no le alcanzaba el salario pero que en seis
meses logró comprarse un carro de último modelo en Estados Unidos. Y seguro lleva
más de 10 años pagándolo. Y le faltan otros diez más con los réditos.
El
señor octogenario habla de la estabilidad que tiene la economía en
Estados Unidos y no como los países socialistas donde los gobernantes matan de
hambre a su pueblo. Les pregunto si tienen idea de la política exterior de
Estados Unidos y cómo la emplea en los países en desarrollo.
El
mexicano habla del Che Guevara, que se alegra que lo mataran y que tienen que
hacer lo mismo con Fidel como lo hicieron con Chávez y también que lo hagan con Maduro, a todos esos presidentes socialistas tienen
que exterminarlos porque son dictadores. El ruso y el de Georgia están de
acuerdo.
Entonces
les hablo de la United Fruit Company, ninguno de los tres sabe de lo que les
estoy mencionando. No tienen ni idea de lo que hizo la CIA en Latinoamérica. Les
hablo del conflicto armado interno que se vivió en Centroamérica. De las
dictaduras reales que se vivieron en Latinoamérica por orden y con apoyo estadounidense. Les digo que ya quisiéramos
una revolución como la cubana en Guatemala, que es gobernada por un genocida.
De ese nivel es la democracia de doble moral que vivimos en el país. Un narco
Estado como el mexicano.
Me
dicen que el socialismo es de perdedores porque éste solo genera pobreza en cambio el capitalismo
es la prosperidad, que ellos lo han comprobado viviendo en Estados Unidos. Y que fue necesario derrocar dictadores
latinoamericanos para volver
capitalistas a los países para que salieran adelante.
Les
digo que lean el libro: La esperanza
rota, la revolución guatemalteca y los Estados Unidos, 1944-1954. De Piero
Gleijeses. Y que después hablamos si el socialismo es de perdedores y de
pobrezas. Y si el capitalismo es una blanca paloma como lo hacen ver los medios
sesgados a usanza. Agarré mi libro y me
fui, no iba a perder más mi tiempo estando
tan interesante la inocencia de La Señora Dalloway.
Y así sucedió
esa conversación casual, aunque también he tenido otras que da lujo
continuarlas sin medida de tiempo y
acompañadas de bebidas espirituosas; digo, para que no se seque la garganta.
Tener
ideología distinta no nos debe separar, lo que sí es que si ésa ideología es
para oprimir a otros, ahí está el detalle, el minucioso detalle.
Ilka
Oliva Corado. @ilkaolivacorado
Noviembre
15 de 2014.
Estados
Unidos.
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