ANDREA ISABEL IXCHÍU H. |
La comunicación y el periodismo contribuyen al fortalecimiento de la libertad de expresión, y muchas veces cumplen con la función de denunciar violaciones a los derechos humanos cometidos por instituciones y funcionarios de Gobierno.
Existen reiteradas violaciones a este derecho en las últimas acciones de este Gobierno, que interfiere de manera directa en la libre circulación de ideas, opiniones e informaciones.
La captura y encarcelamiento de la comunicadora comunitaria Norma Sancir, mientras cubría una protesta, y el ataque de los guardias de seguridad de vicepresidencia contra el periodista Pavel Vega, son la máxima expresión del profundo desprecio que tiene el actual Gobierno por la libertad de expresión.
Las agresiones cometidas en contra de comunicadores tienen el objetivo de silenciarlos, por lo que constituye, no solo una limitación al periodismo, sino que violenta el derecho que tiene una sociedad a acceder libremente a información.
Esto adquiere dimensiones sociales considerables y pone sobre la mesa, la urgente necesidad de mecanismos para la protección efectiva a periodistas. Pero sobre todo de protección especial a medios alternativos y comunitarios.
La libertad de expresión entendida como el diálogo que se establece entre quien produce información y quien la recibe, es un derecho que no se negocia. Es un pilar fundamental de cualquier democracia. Por eso, en este “mes de la independencia patria”, puedo asegurarles que una sociedad que no está bien informada no es plenamente libre. Y yo me niego a vivir en una cárcel.
http://elperiodico.com.gt/es/20140922/lacolumna/2205/Libertad-de-Expresi%C3%B3n.htm
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