Elías Barahona |
Era una de esas explendorosas mañanas guatemaltecas, el viento fresco y los árboles verdes como siempre los soñaba en mis años de exilio, lo vi caminando en los corredores del Paraninfo universitario y me acerqué para saludarlo. Siempre de tacuche como periodista pues, de pasos lentos y cansados, pasado de libras taraleando una canción que no logé identificar. Su sonrizota me hizo comprender que me habia reconocido despues de tantos años sin vernos. Era mi amigo Elias Barahona leí tu libro me dijo y me contó que habia publicado “Aprendiz de topo”, la extra-ordinaria historia de su infiltración en el gobierno del general Romeo Luxcas Garcia y me regaló una copia. Me dedicó su obra como camaradas, reconociendo el compromiso mutuo. Y con la alegria del re-encuentro en esta tierra que tanto amamos nos metimos en una de esas platicas que parecen no fueron interrumpidas por el largo paso de los años. Su infiltración en el Gobierno de la dictadura militar del general Romeo Lucas García (1978-82). como Jefe de Relaciones Públicas del Ministerio de Gobernación, en donde el ministro Donaldo Álvarez Ruíz, dirigía las olas represivas del régimen y a los escuadrones de la muerte para exterminar a los opositores políticos. Esa mañana me contó como jugándole la vuelta a los sicarios, escondido en la oscuridad de la noche iba a advertir a los compañeros de su secuestro y muerte, salvándo asi a muchos dirigentes revolucionarios. Elias con la honestidad que siempre lo caracterizó no ocultó el miedo que tuvo de ser descubierto, de la in-seguridad de sus pequeñas hijas a las cuales, tenía plena conciencia las estaba exponiendo a la brutalidad de los tentaculos de Alvares Ruíz. Pero sabés me dijo, que era lo que mas me dolia? El desprecio conque los muchachos me miraban cuando yo entraba a las cafeterias de la USAC. Y que bueno que te lo puedo contar ahora, porque lo mas me dolió de todo eso, fue una vez al llegar a la facultad de Humanidades me acerqué al grupo de compañeros y el Tito me quería verguear. Me miró con tristeza y agregó, te imaginás con lo que yo quería al Tito, verlo asi tan enojado contra y que mi yo tenía que quedarme callado, sin poder explicarles porqué habia aceptado ser jefe de Realaciones Públicas de ese gobierno. Fue muy triste aguantar el desprecio de todos ellos, mis camaradas. Sin dejar de mirarme a los ojos me dijo, y sabés Chiqui porque aguanté todo eso? Y sin dudarlo agregó, PORQUE SOY UN COMUNISTA. La disciplina y fortaleza moral que aprendimos en esos años de militáncia me dió esa fuerza para aguantarme entre dos fuegos. Si eso era Elías Barahona, un COMUNISTA de esos que inspiraron nuestra juventud, integros, valientes, capaces, honorables, hombres con “H”, como dijera Efraín Fuentes, muy lejos de los preseptos stalinistas que dieron origen a los partidos comunistas de Latino América y que degeneró en todo lo que sabemos hasta la liquidación del Partido Guatemalteco del Trabajop P.G.T. Despues de la “firma de la paz”. Helías Barahona comunista, hombre de palabra y principios que aún en silla de ruedas y enfermo como se encontraba llegó a prestar tu testimonio contra los que incendiaron la embajada de España el 31 de enero de 1980. Lo leí en la prensa local. A la distancia traté de localizarlo, lo habia visto en facebook y fui alli, para encontrarme que su cuenta habia sido cancelada, no se si por su pedido o porque a facebook no le interesa que se hablen cosas serias y de contenido en esa red social y me invadió la tristeza por no poder verlo por última vez, hablarle, contarle cuanto lo admiro y lo mucho que para mi fue su amistad y respeto. Como dice el Libro de Chilam Balam de Chumayel: “Alguien ha pasado por aqui, he alli la huella de su pie”. Elias dejaste huella.
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