Pedro García Arredondo ya fue sentenciado por la desaparición de un estudiante de la Universidad de San Carlos de Guatemala.
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Tres décadas después del incendio en la Embajada de España, donde murieron 37 personas, dio inicio el juicio contra el posible responsable del crimen: Pedro García Arredondo, exjefe del Comando Seis de la Policía Nacional (PN). El Ministerio Público (MP) sostuvo que el acusado ordenó que “nadie saliera vivo de la Embajada”, lo que intentará demostrar a lo largo del proceso.
La Fiscalía explicó que evidenciará que las instrucciones giradas por García Arredondo provocaron la calcinación de 22 campesinos, cinco estudiantes, ocho diplomáticos y dos visitantes que se encontraban dentro de las sede diplomática; además, impidieron la salida de los mismos mientras el fuego acababa con sus vidas.
El ente investigador sostiene que el sindicado hizo caso omiso a las órdenes del embajador español y sobreviviente de la tragedia, Máximo Cajal, quien pidió que las fuerzas de seguridad no ingresaran al lugar, para que se hicieran las negociaciones pacíficas con los campesinos que lo tomaron. “De esta forma vulneró la inmunidad de la Embajada”, subrayó la fiscal Hilda Pineda.
Según la Fiscalía, García Arredondo también planeó y ejecutó, junto con otros integrantes del Comando Seis, el asesinato de dos estudiantes universitarios que asistieron al cortejo fúnebre de las víctimas.
El ente investigador prevé presentar cuatro declaraciones realizadas como anticipo de prueba, 23 testimonios, material, audiovisual, fotográfico y documental, entre los que se encuentran los archivos históricos de la extinta PN, y en los que estarían los informes de las acciones que se cometieron aquel 31 de enero de 1980.
Se abstiene
García Arredondo caminó parco hasta la silla ubicada frente al Tribunal presidido por Janeth Valdez, quien le preguntó si deseaba declarar sobre los hechos que la fiscalía le imputaba.
El sindicado se abstuvo de hablar sobre el tema pero pidió decir unas palabras:“Ante Dios y la tierra soy inocente, soy inocente, soy inocente”.
Reviven la tragedia
Frente al Tribunal B de Mayor Riesgo, tres testigos relataron lo ocurrido antes, durante y después de la quema de la Embajada de España.
La premio Nóbel de la Paz, Rigoberta Menchú, narró con la voz quebrada y lágrimas en su rostro, que días antes del incendio de la sede diplomática se reunió con su padre, Vicente Menchú, quien le informó que acudirían al inmueble a solicitar apoyo por la represión del Ejército que se vivía en el municipio de Uspantán, Quiché. “En el momento que supe sobre lo ocurrido, se derrumbaba el futuro que mi padre esperaba para mí”, declaró.
Menchú afirmó, que después del suceso los integrantes de su familia sufrieron amenazas y que al menos 20 de ellos fueron asesinados, lo que provocó que saliera del país.
Sergio Ví, otro testigo del caso, relató que su padre salió de Chajul, Quiché, buscando denunciar las masacres que ocurrían en el Triángulo Ixil, pero lo que encontró fue la muerte. “Por eso estoy aquí presente, no es una venganza, es justicia”, subrayó.
El tercer testigo en declarar fue el abogado Mario Aguirre Godoy, quien estaba en la sede diplomática cuando los campesinos tomaron el lugar. En su testimonio dijo que la secretaria de Cajal fue quien les avisó de la toma del inmueble, pero luego de varios minutos recluido, logró escapar. Después de eso, las llamas se apropiaron del lugar, expresó.
Observadores
>Manuel Legarreta, actual embajador español, se presentó a la audiencia como observador y comentó que asistió porque para su país “es muy importante” que se aclaren los hechos en los que fallecieron miembros de la Cancillería europea. “Se debe condenar a los responsables”, añadió.
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