jueves, 25 de octubre de 2012

Las marchas de protesta

Las marchas de protesta
Se continuará escuchando con más fuerza y movilización.
Miguel Ángel albizures
http://www.elperiodico.com.gt/es/20121025/opinion/219677/
Ya basta, estamos hartos, gritaron los sindicalistas frente al Palacio Nacional el pasado 20 de octubre y recordaron las condiciones que dieron lugar a la Revolución de 1944 en que prevaleció el anhelo de alcanzar una democracia real, justa, participativa e incluyente.

En su pronunciamiento dibujaron la realidad que vivimos: alto costo de la vida, ausencia de políticas públicas de generación de empleo decente, no pago del salario mínimo, violencia común, corrupción e impunidad, militarización del país, represión y criminalización de las protestas sociales, entre otros males que pueden aguantarse por un tiempo, pero que el tiempo se acaba, la paciencia y la tolerancia de nuestro pueblo están a punto de agotarse y que “la  indignación ante la indiferencia del Estado y las cúpulas de poder que no dan muestras mínimas de sensibilidad, han de provocar que más temprano que tarde, el pueblo obrero y campesino, estudiantes, amas de casa y trabajadoras domésticas, se levanten y busquen la transformación de las estructuras que nos oprimen y la construcción de aquella democracia real, justa, participativa para todas y todos los guatemaltecos”.

Lo están advirtiendo, y así lo demostraron el martes pasado, cuando millares de campesinos marcharon y se congregaron en diversos departamentos para levantar sus reivindicaciones más sentidas: Rechazo al precio de la energía eléctrica, a las reformas a la Constitución y a la carrera magisterial, pero también por la no criminalización de los conflictos sociales y concesiones mineras. Está claro que las promesas no bastan y por eso no fueron cinco gatos los que han salido a las calles y han ocupado plazas. Si a ello se le agrega los mil y pico de conflictos agrarios, pendientes de respuesta, puede estar seguro el Gobierno que el grito de ¡Estamos hartos! Se continuará escuchando en los cuatro puntos cardinales del país y cada día, con más fuerza y movilización.

No se trata de prepararse para prever los conflictos y que el Consejo Nacional de Seguridad trate los temas de “alto riesgo” para que las fuerzas de seguridad los enfrenten. Sino de solucionar los problemas planteados y no de reprimir a los pueblos. La paciencia se agota y el hambre aprieta, y su lucha también es en defensa de los recursos naturales y el territorio.

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