Opinión:http://www.elperiodico.com.gt/es/20120823/opinion/216847/
Precedentes para la Historia
La sentencia nos ayuda a ver hacia adelante.
Miguel Ángel Albizures
Lo siento por la familia de Pedro García Arredondo, especialmente por sus hijos, que no tenían porqué pasar los momentos amargos de un primer juicio y la condena a setenta años que dictó el tribunal que conoció el caso de la desaparición forzada de Edgar Enrique Sáenz Calito, hecho ocurrido en 1981, después de haber estado detenido en las mazmorras de esa época, en las que corrió la sangre de cientos o miles de militantes de las organizaciones revolucionarias, estudiantiles, sindicales y campesinas.
La sentencia nos ayuda a ver hacia adelante, pues no solo se sienta un precedente histórico, sino para la historia futura del país que redime a las víctimas, condena a los victimarios y ata las manos a quienes dicen que volverá a correr sangre en el país, pues con ello sabrán que la justicia, aún pasados más de 30 años, llega y más ahora que el Ministerio Público funciona, para desgracia de delincuentes y criminales que quieren paralizarlo, y que al frente de la Corte Suprema de Justicia está una mujer que también hace honor a su alta investidura.
En algún momento pude ser una más de las víctimas de esa época oprobiosa que vivió el pueblo de Guatemala, y estoy seguro que él, García Arredondo y sus defensores de oficio, lo lamentan. Ojalá se queden en simples lamentaciones aunque su rabia es tanta que cualquier cosa se puede esperar de ellos, cuando les fracasa el retorcimiento de las leyes y, además, porque están acostumbrados a actuar bajo las sombras.
Se ha comprobado un caso, pero en similares circunstancias desaparecieron, un 21 de junio de 1980, los 27 sindicalistas de la Central Nacional de Trabajadores (CNT), cuyas siglas han de recordar los esbirros de la época porque flamearon en las calles, en la antigua e histórica Concha Acústica, en el Parque Central y en las fábricas en donde los trabajadores defendían sus derechos. Pendientes de saber el paradero de sus seres queridos y que se haga justicia, están también los familiares de los 17 detenidos desaparecidos el 24 de agosto de ese mismo año.
La juventud de hoy y de mañana, tienen derecho a vivir en otro tipo de país, donde la violencia haya sido erradicada y los hechos bestiales del pasado nunca se vuelvan a repetir. Los y las fiscales y las y los jueces que cumplen con la delicada función y responsabilidad que tienen, están contribuyendo para que las generaciones futuras vislumbren una nueva vida, pero también para que la nueva generación de militares y miembros de las fuerzas de seguridad civil, que nada tuvieron que ver en los hechos del pasado, no acepten órdenes reñidas con la ley y los derechos humanos.
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