DE HISTORIA DE
AVIONES Y OTRAS INFAMIAS.
En memoria de Salvador Allende y los caídos en la Zona Cero del TWC.
39 en uno y 11 en el otro, son los años que nos separan de dos hechos
dramáticos en la historia inmediata. El golpe de Estado contra el insigne
gobierno socialista de Salvador Allende en Chile perpetrado por Augusto
Pinochet a la cabeza del ejército nacional pero auspiciado tras bambalinas por
Washington y, el derribo de las Torres Gemelas del Centro Mundial del Comercio
en Nueva York por supuestos “terroristas” de Al Qaeda.
En ambos acontecimientos los aviones fueron protagonistas fundamentales. En
el primero sirvieron para quebrar la férrea resistencia de los que
salvaguardaron la dignidad nacional ante el ataque artero de las huestes
golpistas bombardeando sin piedad, en una asimetría frenética y aberrante, el
Palacio de la Moneda donde el legítimo presidente defendía la democracia; en el
otro, para penetrar las estructuras de las emblemáticas torres y sembrar en la
opinión pública estadounidense la decisión de ir a la guerra contra los
“terroristas” allende del océano los cuales se refugiaban en cuevas y aldeas
remotas de las montañas asiáticas, cuyos habitantes nunca estuvieron
conscientes de estas tramas infernales hasta que tuvieron a las tropas yanquis
matando a sus gentes.
No obstante, máxime en estos tiempos, la historia ha dejado paulatinamente de
ser la que se escribía por encargo de los dominantes. Conforme pasaron los días
y los frenesís de los encartados directa o indirectamente en los hechos
anteriormente mencionados se van apaciguando, versiones, testimonios,
documentos escritos, fílmicos, fotográficos, de protocolo, incluso aquellos de
archivos secretos que poco a poco van siendo revelados por grandes y pequeños,
han servido para ir conociendo las interioridades de estos acontecimientos
demostrándonos a todos que las motivaciones y las consecuencias no fueron
forjadas en el “fervor” patrio de defender o extender la democracia. Sino, para
preservar el estatus quo de los que dentro y fuera han visto a los diferentes pueblos
como lacayos. Y, nomás alguna de estos, trata de romper esa condición para
enrumbar su propio camino, la manu militari imperialista cae sobre él para
volverlo al redil. O en otras circunstancias, convertir a otros fuera de su
alcance hasta el momento, en nuevos tributarios de su esquema imperial y
patrocinadores con sus riquezas del desarrollo de las potencias imperialistas,
repitiendo el esquema de despojo colonial de siglos anteriores.
Al principio, la historia dominante oficial empapó el ideario mundial, a
través de sus medios de intoxicación, con el argumento de que en el primer
hecho histórico acá traído, Allende era un comunista que llevaba a Chile por la
senda de la pobreza y el aislamiento.
Que su pueblo lo aborrecía y que la gesta “libertaria” de Pinochet que culminó
con un baño de sangre, empezando con el bombardeo al Palacio de La Moneda por
parte de aviones caza de las Fuerza Aérea Chilena, donde resistía heroicamente
su presidente inmolado y finalizando con casi 3,000 muertos y 36,000 torturados
y exilados, fue un acto cruel pero necesario. Hoy, sabemos que eso no fue así.
Que los que aborrecieron a Allende y al pueblo chileno, lo derrocaron y no
tuvieron empacho en asesinarlo también, pese a ser el presidente
constitucional, no fueron otros que los dueños de Chile, los señores del cobre,
la tierra y la ITT. Los mismos que siguen reprimiendo a los chilenos entre
estudiantes, mapuches y obreros para cerrarles el paso hacia el disfrute de la
felicidad.
En otro espacio temporal y geográfico, 28 años después del derrocamiento de
Allende dos aviones -¿o drones?- se estrellaron contra cada uno de las Torres
Gemelas del World Trade Centre, un 11 de septiembre de 2001, cuyas estructuras
cayeron estrepitosamente a pesar de estar construidas para que soportaran
precisamente atentados de esta magnitud tal y como hace 67 años el Empire State
Building, en ese entonces el rascacielos más alto del mundo, soportó la
embestida de un avión militar, un bombardero Mitchell B-25 que se estrelló en el lado
norte del edificio, en la planta 79, a causa de una neblina espesa. Con la tecnología de ese entonces el
fuego fue apagado en 40 minutos lamentando que 14 personas murieran en el
accidente.
Empero
esa comparación, apenas 11 años han pasado desde el derribo de las Torres
Gemelas y la madeja de ese suceso no ha dejado de desenrollarse a tal punto que
la versión oficial se ha trastocado a favor de las fuertes sospechas de que
ésta no fue más que otra conspiración al estilo de Pearl Harbor maquinada por
la inteligentsia norteamericana que
un ataque terrorista.
Testigos
presenciales como Kurt Sonnefield, documentalista oficial y cameraman designado por el
gobierno norteamericano para filmar en el Ground Zero, Torres Gemelas como
miembro de FEMA (Federal Emergency Management
Agency), y equipos de investigación serios como los Truthers (partidarios del movimiento
estadunidense por la verdad sobre el 11 de septiembre) o la National
Transportation Safety Board (NTSB), han opinado en sus estudios, todos al
unísono, que la versión gubernamental es una gran infamia.[i]
Incluso Sonnenfeld vive hoy en Argentina exiliado y
perseguido por el propio gobierno de Estados Unidos por ser “testigo clave” de
la conspiración que filmó.
La NTSB concluyó que los dos aviones que se
estrellaron contra el World Trade Centre no pudieron ser aviones civiles pues
uno de ellos volaba a 945 km/h y el otro a 796 km/h cuando impactaron el
“objetivo”. Asimismo, con esa base la asociación estadounidense Pilots For 911
Truth subraya por su parte que, según el propio fabricante, los Boeing 767 no
son maniobrables y se desarticulan a altitud baja a más de 660 km/h, datos que
ya fueron confirmados por Dwain Deets, un ex responsable de la NASA.[ii]
Lo anterior significa que los aparatos que
se estrellaron contra el World Trade Center no pueden ser los aviones de
pasajeros que cubrían los vuelos United 175 y American 11.[iii]
A través de los
documentos de la NTSB, desclasificados a pedido de Pilots For 911 Truth, ya
habían permitido saber anteriormente que la
puerta de la cabina de pilotaje del vuelo American 77 se mantuvo cerrada desde
el momento del despegue hasta el instante en que se perdió todo rastro del
avión, del que finalmente se
dijo que se había estrellado contra el Pentágono. Lo cual demuestra que los
supuestos piratas aéreos no pudieron penetrar en la cabina de pilotaje para
desviarlo de su ruta.[iv]
Estas investigaciones han ido desentrañando pistas que revelan la trama de
las situaciones previamente planificadas dieron al traste con el gobierno
legitimo de Allende y con las colosales edificaciones.
A partir de este último hecho, sabemos que el pretexto fue perfecto para
que los imperialistas amos del mundo emprendieran la nueva campaña contra el
“terrorismo” que no fue más que la excusa maestra para iniciar la cruzada para
la conquista y reconquista del mundo y sus recursos por medio de la “guerra” y
poder instaurar en el futuro el gobierno mundial que tanto desean.
Por ello, mis queridas y queridos lectores, es primordial que todas las
informaciones que plagan los medios corporativos dominantes, incluyendo los
micro nuestros que no son más que apéndices de estos, no sean aceptadas como la
“verdad” absoluta, sino tras ella se esconde una intencionalidad para seguir
obedeciendo la pauta dominante.
Como Allende tenemos que construir “las grandes alamedas por donde un día
pasen las mujeres y hombres libres”. Como él, resistirnos a que el mundo sea
gobernado por un gobierno totalitario. Pero para lograr esa hazaña tenemos que
ser buscadores insaciables de la verdad que no es precisamente esa que se
presenta en las primeras planas informativas. La verdad muchas veces es
ocultada para que no se sepan las infamias de los poderosos.
Estas dos historias de aviones de las cuales aún no se sabe todo tienen que
ser objeto de nuestras investigaciones para ir encontrando sus otras piezas
para así armar el rompecabezas real que nos haga comprender las auténticas
razones que existen detrás de cualquier hecho histórico.
Que esta entrega sirva de homenaje al que una vez fue el compañero
presidente constitucional de la República de Chile, el heroico Salvador Allende
y su pueblo así como a las victimas inocentes tanto dentro como fuera de
Estados Unidos. Las que han caído y siguen cayendo a manos de sus ejércitos
alrededor del mundo por las desmedidas ambiciones de sus líderes los cuales
debieran ser juzgados por sus abominables crímenes de guerra y los actos deleznables
contra la humanidad.
También un llamado a las mujeres y hombres decentes de este mundo que,
independientemente de su ideología y filiación política, desean un mundo mejor para
los suyos donde la justicia y la equidad sean el común denominador entre todos
los habitantes del planeta, incluyendo aquellos que no tienen similar
inteligencia a la humana como las plantas y los animales en su hábitat pero que
por lo mismo merecen ser respetados y protegidos. Al final, todos somos seres
cósmicos y todos tenemos una relación intrínseca en esta grandiosa dialéctica
universal.
Lic. Carlos Maldonado
COLECTIVO “LA GOTERA”
Guatemala, 11 de septiembre de 2012
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