martes, 11 de septiembre de 2012

Myrna Mack en el recuerdo y en el horizonte



COLUMNA DE OPINIÓN

                                                           
Clara Arenas Bianchi.
Directora Ejecutiva

Hoy a eso de las siete de la noche hará exactamente 22 años que Myrna Mack fue asesinada de 27 puñaladas frente a nuestras oficinas, las oficinas de AVANCSO, que en aquella época estaban situadas en la 12 calle entre 12 y 13 avenidas de la zona 1.  Comprobamos con el tiempo que se había tratado de una operación especial de inteligencia ejecutada por el Estado Mayor Presidencial y que Myrna había constituido lo que llaman un “blanco de oportunidad” en la jerga de la inteligencia militar. Pero ¿qué hacía Myrna que la convertía en un blanco militar? En pocas palabras, trataba de captar y poner ante los ojos de la sociedad la realidad de un sector de la población desconocido por los demás guatemaltecos: los que se habían visto obligados a desplazarse para huir de las masacres y luego de meses o años de constante huida, se veían obligados a retornar a sus regiones de origen ya fuera por razones de salud, de soledad o de un fuerte cerco militar que obligaba a “bajar” de la montaña.  Su historia de antropóloga sensible y comprometida con los que sufrían los embates de la guerra es de dominio público en buena medida por el trabajo incesante de su hermana Helen por lograr que se hiciera justicia a su familia y a la sociedad guatemalteca por la pérdida de este ser humano especial que fue Myrna Mack.

Nosotros, las y los colegas de Myrna que compartimos con ella cotidianamente los afanes por organizar y montar un centro de investigación que, poco a poco fuera contribuyendo a abrir de nuevo los espacios para la investigación social en Guatemala, luego de años y años de represión cruenta contra pensadores e investigadores, la recordamos en su lucha diaria por hacer antropología en Guatemala: obteniendo libros, discutiendo posibles temas y diseños de investigación, insistiendo en la renovación del lenguaje y, sobre todo, convenciéndonos a los demás de las posibilidades del trabajo de campo. No quería Myrna ser una “antropóloga de asfalto”, ella quería poner en juego sus conocimientos adquiridos en sus estudios en Inglaterra y en su experiencia de campo en Nicaragua.  Esta dinámica de hábil miembro de nuestra junta directiva conjugada con sus capacidades de trabajo de campo y de análisis de su información, marcó nuestras vidas para siempre.

Analicemos si no: AVANCSO inició sus actividades como un muy pequeño centro de investigación que operaba a medio tiempo a partir de una oficina en la sede de Inforpress Centroamericana, en enero de 1986. Ya en 1987 Myrna había participado activamente en un trabajo de investigación que exploraba la política de desarrollo del gobierno demócrata cristiano y entre 1988 y 1990 había desarrollado dos estudios sobre los desplazados internos retornados y había impulsado la preparación de una investigación sobre la realidad campesina y otra sobre los desplazados internos en la ciudad. Al momento de su asesinato, no se habían cumplido cinco años de existencia de AVANCSO y Myrna había impulsado al menos cinco trabajos de investigación pertinente y relevante sobre la realidad social guatemalteca.  Y nos había involucrado a todos en su discusión y comprensión.

Este año, AVANCSO está cumpliendo 26 años de trabajo en el ambiente social guatemalteco. De éstos, apenas tuvo el privilegio de contar con Myrna los primeros cuatro años y nueve meses. Y, sin embargo, Myrna no es sólo recuerdo, que sí lo es, es también la utopía en el horizonte de AVANCSO. Es en ese sentido, la esperanza del futuro.  La recordaremos siempre porque tenemos derecho a no olvidarla; la recordaremos en la ciudad en la que murió y en la que ya hay una calle que lleva su nombre, una placa que recuerda el sitio donde cayó y otra que recoge el sentir de sus colegas de AVANCSO, incrustada en el muro exterior de nuestra oficina, así mismo se ha llevado por quinto año consecutivo la entrega de la beca que lleva su nombre para apoyar a estudiantes de antropología. Y ese recuerdo, que es recuerdo compartido también con los que no la conocieron, se convierte en luz en nuestro horizonte y en razón de ser de nuestros esfuerzos cotidianos.

Hoy Myrna Mack está en nuestro recuerdo…y en nuestro horizonte.

Guatemala, 11 de septiembre del 2012.

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