jueves, 6 de septiembre de 2012

Colombia y Guatemala: la paz. No somos el mejor ejemplo, las causas que originaron la guerra siguen intactas.


Colombia y Guatemala: la paz

No somos el mejor ejemplo, las causas que originaron la guerra siguen intactas.
Miguel Ángel Sandoval
  
El anuncio de un proceso de paz en Colombia, hecho por el presidente Santos, es una buena noticia y por ello quienes creemos en la paz estamos de fiesta. Ya hace rato que se vienen dando gestiones discretas, sin ruido, pero constantes, para llegar al anuncio que en estos días se hizo. Como anécdota, el expresidente Uribe y sus padrinos son los grandes  derrotados.

En el caso guatemalteco me parece que es una ocasión invaluable para reflexionar sobre el proceso de paz nuestro y preguntarnos si lo hecho en Guatemala merece ser presentado como modelo a Colombia y las partes en el proceso de diálogo que ahora se inicia en ese hermano país. Ya la canciller colombiana Noemí Sanín decía en estos días que la experiencia centroamericana debía ser tomada en  cuenta. ¿En qué dirección, pregunto?

Los temas que ya se avanzan en el proceso colombiano son sin duda de primer orden. No es casual que el primero  que aparece sea el agrario. Mientras, en Guatemala la profundidad que el mismo demandaba no se contempló. Por ello es necesario pensar en qué es lo que se puede dar como experiencia al caso colombiano.

Desde mi perspectiva, lo que debemos hacer los guatemaltecos es decir a las partes en Colombia que en verdad no somos el mejor ejemplo, pues a 15 años de la firma de la paz las causas que originaron la guerra siguen intactas. Lo digo con conocimiento de causa,  por ser negociador de ese proceso desde el primer día, así como observador de la escasa o casi nula implementación de los Acuerdos de Paz en Guatemala.

Lo agrario sigue intacto y con señales de nuevos conflictos  por la inseguridad alimentaria. Las reformas a la justicia o  educación no avanzan. Hay tendencias a la remilitarización en el país, la agenda neoliberal se impone a la planteada en los Acuerdos de Paz con contenidos más sociales; el desempleo crece, los salarios se estancan, los precios suben, la miseria se extiende. El sistema de partidos políticos es, a falta de una reforma real, un desastre. Los pueblos indígenas siguen a la espera de derechos. Como se puede  concluir, no somos ejemplo. 

Quizás lo único en que se avanzó es en que ahora no existe violencia política abierta –aun cuando hay expresiones represivas ante los movimientos sociales y hay relativo respeto por la libertad de opinión política. Y por el hecho de haber firmado la paz que fue sin duda un claro avance, aunque ahora la misma solo se festeje, de cuando en cuando, cambiando una rosa marchita. http://www.elperiodico.com.gt/es/20120906/opinion/217483

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