Raúl Molina-Mejía
Secretario de Relaciones Internacionales de la Red por la Paz y el Desarrollo de Guatemala (RPDG
Originalmente escribí este corto artículo antes de que el huracán Sandy golpeara el noreste del país. Debo señalar que tanto los Demócratas como los Republicanos respondieron a la crisis con lo mejor de sus capacidades; sin embargo, el mensaje central que está contenido en el encabezado sigue siendo válido. De hecho, no me cabe duda alguna que, de ser reelecto, el Presidente Obama, al aplicar totalmente las motivaciones del estado de emergencia, brindaría la condición de protección migratoria a los inmigrantes indocumentados en las zonas afectadas por la tormenta.
En mi condición de Latino en los Estados Unidos he estado dando seguimiento a las campañas para la presidencia, el Senado y la Casa de Representantes. Al asentarse el polvo, luego de los debates electorales, debemos darnos cuenta de lo poco sustantivos y esenciales que han sido dichos debates, los comentarios de los medios de comunicación social en torno a ellos, la etapa final de anuncios de televisión, aun después de la llegada del huracán Sandy, y las cuestiones al centro de las discusiones. El proceso en su conjunto se ha convertido en una especie de “circo” del siglo veintiuno. Teniendo en cuenta el hecho de que los Republicanos no tienen soluciones que ofrecer para abordar la crisis económica y financiera que afecta a la clase media y a los sectores pobres de la población, que constituyen la inmensa mayoría de los ciudadanos estadounidenses, solamente los grandes medios de comunicación y los grupos conservadores pudieron haber proyectado el espejismo de una “elección cerrada” entre Obama y Romney.
Si bien los Demócratas han fallado en muchos ámbitos durante los pasados cuatro años, principalmente debido al temor ante los conservadores, ninguna persona estadounidense que lucha por lograr cubrir sus necesidades básicas debería votar a favor de los Republicanos, quienes fundamentalmente defienden los intereses de los grandes ricos. Para los Latinos ha sido frustrante ver el deterioro de la economía debido a la codicia, con una tasa muy alta de desempleo –la mayoría de la población hispana depende de los empleos para su supervivencia y el envío de remesas a sus países-- y ninguna propuesta específica para la regularización rápida de los inmigrantes indocumentados. Sin importar lo que el candidato Romney diga con respecto a la reforma migratoria, y pese al compromiso de un puñado de Republicanos de analizar seriamente la cuestión, la verdad es que, ideológicamente, el Partido Republicano está en contra de “un tratamiento suave” de los forasteros indocumentados, así como en contra de olas inmigratorias adicionales. Ambas políticas se orientan a limitar la presencia de trabajadores latinoamericanos en los Estados Unidos. Los Republicanos saben que los negocios estadounidenses necesitan la “mano de obra barata” que viene del sur de la frontera; pero les disgustan las personas que hablan español y son de piel más oscura. Ellos y sectores de las capas medias que les apoyan creen que su deber es preservar la identidad étnica y religiosa de este país basada en los europeos. De manera contradictoria, muchos de los ancestros de estas personas que hoy sostienen la línea dura en materia migratoria sufrieron ellos mismos la discriminación; pero ese hecho es un aspecto histórico en una sociedad que prefiere ser ahistórica en sus reflexiones.
Por consiguiente, los Latinos no pueden tomar ninguna opción que no sea la de votar a favor del Presidente Obama y los Demócratas. Debemos recordar que no será suficiente la reelección de Obama, porque el Congreso va a ser un actor clave para la reforma migratoria. Los Republicanos podrían descarrilar o bloquear cualquier propuesta correcta, al tiempo que leyes estatales anti-inmigrantes, tipo Arizona, se multiplicarían como hongos.
Nosotros, los Latinos, somos una nueva fuerza en la política electoral de los Estados Unidos. Utilicemos nuestro poder para derrotar al Partido Republicano y garanticemos que se estudia y se aprueba una reforma migratoria humana. No obstante, también debemos estar listos para apoyar la creación de un tercer partido –el renacimiento de la Coalición Arcoíris-- para restablecer cierto grado de racionalidad al ambiente político tan sesgado que se tiene actualmente.
Raúl Molina-Mejía
Secretario de Relaciones Internacionales de la Red por la Paz y el Desarrollo de Guatemala (RPDG)
Coordinador del Programa del Modelo de las Naciones Unidas y
Profesor Adjunto de Historia de la Universidad de Long Island, Nueva York
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