Opinión: elPeriódico, 6 de diciembre de 2012
La transparencia
El acceso que la ciudadanía pueda tener a la información..
Miguel Ángel Albizures
Cuando uno visita Atitlán, lo impresiona el lago por lo transparente de sus aguas. ¡Qué decir de la Laguna de Lachuá! Esto lo hace a uno entender porqué hay que seguir insistiendo en que se protejan estas maravillas y que no, en aras del “desarrollo”, se afecte al medio ambiente y se acabe con lo poco que queda de las bellezas del país.
Un buen gobierno, no se mide solo por su grado de democracia, de participación ciudadana, de respeto a los derechos humanos, sino por el acceso que la ciudadanía pueda tener a la información. En otras palabras, por la transparencia con la que se manejan los recursos del Estado, que son recursos del pueblo. Un Presidente puede ser muy honrado, pero si sus funcionarios meten las manos en las arcas, pasará a la historia como un gobierno corrupto. ¡Uno más que importa al mundo!, dirán, pero los guatemaltecos sí que están hartos de que los funcionarios se enriquezcan a costillas del pueblo.
Siempre me pareció repugnante la expresión de un conocido político, que ha estado en diferentes gobiernos, y que entre risa y risa decía “A mí no me den, pónganme donde hay”. En broma o en serio, no se vale, pero en realidad, eso es lo que buscan muchos políticos o técnicos que con el mayor descaro se enriquecen ilícitamente.
Transparencia quiere decir, en pocas palabras, el derecho ciudadano de tener acceso a la información de las diversas instituciones, porque ello genera confianza y seguridad en la sociedad y en el Gobierno. El último informe de Transparencia Internacional, coloca a Guatemala en el puesto 113 de 176 países investigados, lo que representan 33 puntos, de 100 y eso, sin que se haya tomado en cuenta el último informe de la Contraloría que señala a 150 organizaciones no gubernamentales de malos manejos, y que, posiblemente algunas ya con nuevos contratos en el presupuesto del Estado para el 2013, sin tomar en cuenta las sanciones y multas que ya le fueron impuestas a algunas de ellas.
Es difícil pensar que el Gobierno y sus instituciones alcancen la transparencia de las aguas de Lachuá, pero esperaríamos que, ahora que se están manejando recursos de la solidaridad internacional por el terremoto, se haga con la transparencia que ello requiere, para no pasar a ocupar puestos más elevados en los que han caído otros países de América Latina, catalogados de sumamente corruptos.
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