Ataque a los medios y periodistas.
Creo que ninguna de las dos cosas van a lograr quienes pretenden silenciar a los medios alternativos y a los y las periodistas que se atreven a decir la verdad de los hechos que acontecen en el país. No son tiempos para aceptar las imposiciones, ni guardar silencio ante las amenazas que se ciernen sobre el gremio periodístico. Callar, representa un grave retroceso a las épocas pasadas y violentas, de persecución y muerte. El gremio debe unificarse y jugar el papel que le corresponde en la defensa del derecho del pueblo a estar informado y expresarse libremente.
Víltor García, un humilde trabajador de Vea Canal, miembro del equipo de seguridad de Karina de Rottman, fue vilmente asesinado y con ello, de plano, lanzan un mensaje de muerte a todos quienes hacen posible que el pueblo conozca la realidad que se vive a lo largo y ancho del país. Pero no es un mensaje solo a Vea Canal, sino a todos los medios que, como elPeriodico, están poniendo sobre el tapete la corrupción, los desmanes gubernamentales, el cinismo de los políticos y de las fuerzas más conservadoras de este país que quieren silenciar las voces que se levantan en su contra para seguir haciendo lo que les viene en gana con los recursos del Estado, que son recursos del pueblo.
El ataque sistemático y acelerado a los medios y a los periodistas, nos anuncian el cierre de los espacios de expresión, pues también se ha hecho la denuncia que hace diez días, los guardaespaldas de la periodista Karina de Rottman, que realiza programas importantes de análisis de la situación, fueron agredidos a golpes minutos después que ella había tenido una reunión con miembros del Ministerio Público. Para nadie son desconocidos los intentos de ahogar económicamente a elPeriódico, los ataques cibernéticos para dificultar el acceso a sus páginas y las amenazas de muerte a Jose Rubén Zamora.
La forma más efectiva de manifestar nuestra solidaridad con quienes sufren los ataques para intentar silenciarlos, es unificando al gremio y defender, si es necesario en las calles, el derecho a la libre expresión y a la existencia de medios alternativos, no sometidos al servicio de los poderes tradicionales, ni a la voluntad de los déspotas que se oponen a que el pueblo conozca la verdad. Callar, dejar que pasen desapercibidos los hechos de represión que hoy sufren colegas, es como esperar tranquilamente el turno y ver hundirse al país en el caos y enterrar los anhelos y las luchas por la democracia y la existencia de un auténtico Estado de Derecho.
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