martes, 12 de junio de 2012

Reforma para qué: La actual Constitución no es una panacea para todos los males que sufre el país.

Opinión: elPeriódico,12 de junio de 2012
Reforma para qué
La actual Constitución no es una panacea para todos los males que sufre el país.
Miguel Ángel Albizures

Las nuevas generaciones no vivieron bajo la aplicación de una Constitución profundamente anticomunista, ni vieron en sus pasaportes la prohibición de visitar los países socialistas.

La Constitución de 1985 fue un paso importante para iniciar, aún en medio del conflicto armado interno, un proceso de democratización que se iniciaba con la vuelta de los civiles al poder y, que debió fortalecerse con el cumplimiento de los Artículos de esa Constitución y con los Acuerdos de Paz del 29 de diciembre de 1996, que fueron arrinconados intencionalmente, como fueron olvidados los fines supremos de la Constitución del 85 que los constituyentes plasmaron en el preámbulo en donde afirman la “primacía de la persona humana como sujeto y fin del orden social…” y, al Estado, como responsable de la promoción del bien común, de la consolidación del régimen de legalidad, seguridad, justicia, igualdad, libertad y paz…”.

Más que reformas que pueden ser necesarias, los Artículos de la Constitución que tienen relación con los derechos humanos, individuales, sociales y culturales, deben ser cumplidos, pues todos sabemos que en vez de fortalecer el Estado para que cumpla con su función, hay una tendencia a su adelgazamiento y a fortalecer el desarrollo de los planes neoliberales, poniéndolo, aún más, al servicio de los empresarios nacionales y extranjeros para que no encuentren obstáculos en la devastación de los recursos naturales del país. 

Hoy en día, con la situación que vive el país y con el predominio de fuerzas sumamente conservadoras, se corre el riesgo de un grave retroceso que profundice las desigualdades y restrinja los derechos ciudadanos, pues nada ni nadie garantiza una real participación del pueblo, ya sea en una constituyente o en cualquier otro mecanismo que se implemente para reformarla. 

Reconocemos que la actual Constitución no es la panacea para todos los males que sufre el país, pero sí por lo menos el Estado y el empresariado cumplieran con el mandato que les da la actual, las conflictos sociales serían menores, los hospitales nacionales serían fortalecidos, la educación pública estaría al alcance de todos, los derechos territoriales de los pueblos indígenas serían respetados y la niñez no sufriría los altos grados de desnutrición que le provocan la muerte.

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