Resolución sobre genocidio, que solo cabe en mentes retrógradas.
Miguel Ángel Albizures
No se podía esperar otra actitud de diputados que han llegado al Congreso para servir intereses particulares y a quienes la construcción de un Estado de derecho a través de la aplicación de la justicia nada les importa, para ellos la continuidad de la corrupción y la repetición de crímenes de lesa humanidad, es preferible al aporte que puedan hacer para que las víctimas de políticas genocidas sean resarcidas con la condena a quienes fueron los responsables.
El paso que han dado, aprobando apresuradamente y sin debate, un punto resolutivo sobre la inexistencia del genocidio no sepulta los momentos históricos que se vivieron en el juicio del siglo, ni mucho menos la condena que dictó el tribunal. Ya nada nos extraña de lo que sigue sucediendo en Guatemala, que superó con creces lo que sucedió en épocas de conflicto en Argentina, Chile, Uruguay y otros países, pues quienes hoy exhortan a que se administre con imparcialidad la justicia y se eviten las influencias sectoriales, son los primeros en decirle a la nueva Fiscal General que no hubo genocidio. El diputado ponente, miembro del partido de Ríos Montt, debe saber que las acusaciones a los responsables no son por revancha, sino porque se haga justicia, que no hay olvido mientras esta no se aplique, y que la paz y la reconciliación pasan por la capacidad que tengamos de enfrentar la verdad de los hechos del pasado y de resarcir y dignificar a las víctimas aplicando el peso de la ley a los responsables. La paz y la reconciliación solo pueden ser fruto de la justicia y no del olvido que propone.
Las heridas no se abrieron con el juicio, estaban abiertas y sangrando porque en más de 30 años los familiares y las víctimas sobrevivientes, no habían sido escuchadas. La polarización y la confrontación se estimulan con la aprobación de una resolución que solo cabe en la mente retrógrada de diputados que están al servicio de los sectores más atrasados y criminales del país. Hoy en día, nuestra dura realidad es que quieren atarnos de pies y manos y prohibirnos hablar de genocidio, mientras siguen asaltando las instituciones del Estado y dictando leyes un Congreso integrado en su mayoría por fieles servidores del Ejecutivo, del crimen organizado y de los genocidas, entre ellos “veteranos militares que no duermen porque fueron en parte responsables de 626 masacres comprobadas, de 45 mil personas detenidas, torturadas y desaparecidas, de más de 80 mil refugiados en México y en otros países, de miles de desplazados internos y, por supuesto, del arrasamiento total de aldeas en donde las mujeres, muchas de ellas niñas, fueron violadas frente a sus familiares y amigos.
Y esto, jamás lo vamos a callar ni lo vamos a olvidar.
http://www.elperiodico.com.gt/es/20140515/opinion/247414/
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