Es indudable que los magistrados tienen la última palabra, pero independientemente de ello, los ciudadanos tenemos derecho de aceptar o rechazar un fallo final.
Miguel Ángel Albizures
Las cortes, no son celestiales, son terrenales, y lo que decidan a
partir de los sendos amparos que tienen en las manos o los que lleguen
por el fallo del Tribunal de Alto Impacto en el juicio histórico, tendrá
efectos positivos o negativos para el futuro del país. La decisión de
los magistrados puede fortalecer la democracia, la justicia, el Estado
de Derecho o la impunidad y a los grupos fascistas de antaño que están
envenenando a las nuevas generaciones, con programas, artículos y
panfletos escritos por la derecha más atrasada del continente.Por eso, la reacción de la sociedad debe ser contundente, y exigir a los magistrados en pleno de la Corte de Constitucionalidad (CC) y de la Sala de Apelaciones de la Corte Suprema de Justicia (CSJ), una actitud digna y ética. No se puede seguir creando confusión e incertidumbre jurídica en la ciudadanía, pues de tontos o neófitos, en aspectos jurídicos, no tienen nada, no por gusto llegaron a las altas magistraturas con la responsabilidad de reforzar y fortalecer todo el sistema de justicia en el país y fallar conforme a derecho en todos los amparos que llegan a sus manos. Los ojos del mundo están sobre Guatemala y todos ellos pasarán a las páginas de la historia de acuerdo a la actitud que asuman cuando tengan que resolver.
La ética que arrastraron los defensores de los acusados, debe de tomarse en cuenta, pues en ningún momento se dedicaron a defender a los acusados, sino a entorpecer el proceso, a denigrar al Tribunal, y especialmente a la Presidenta, que de principio a fin, fue atropellada en su dignidad como mujer, y en su alta investidura, a pesar de que estaba dirigiendo un proceso de los más delicados y trascendentales que se han dado en el país y en el continente.
Es indudable que los magistrados tienen la última palabra, pero independientemente de ello, los ciudadanos tenemos el derecho de aceptar o rechazar un fallo final y de emitir opinión al respecto, y por ello les pedimos que pongan los pies en la tierra y contribuyan a que este país encuentre el camino de la conciliación, pues hacer las de avestruz, no es su papel, necesitamos su aporte para dar saltos históricos y recuperar la función independiente del sistema de justicia en todos los ámbitos en donde debe ser aplicado, sin ver caras y tamaños, para que otros operadores de justicia no teman al tomar decisiones apegadas a derecho y puedan andar con la frente en alto.
http://www.elperiodico.com.gt/es/20130516/opinion/228330/
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