Miguel Ángel Albizures
Entre los candidatos a magistrados del Tribunal Supremo Electoral (TSE), hay quienes, posiblemente la mayoría, tienen en su corazón un partido político, y responden a sus directrices, pero hay otros, los menos, que tienen en su corazón a Guatemala, piensan en ella, en la democracia, en el Estado de Derecho, en la pureza de los procesos electorales, y se han presentado como candidatos con el deseo de servir al país y al pueblo y no de aprovecharse de él, ni para desilusionar a quienes en ellos confiaron.
Lo que el Gobierno y el Partido “Patriota” han hecho con las reuniones realizadas, o el intento de reuniones para alinear diputados o negociar la composición del TSE, es impunidad, es seguir prostituyendo el recinto parlamentario, es atentar contra la neutralidad política que debe caracterizar a los magistrados del TSE, es echar por la borda la autonomía e independencia que debe mantener en todo momento y en los procesos electorales.
Integrar un tribunal supremo con quienes respondan a intereses partidarios, le resta toda credibilidad y confianza. La honorabilidad, que la misma Comisión de Postulación dejó por un lado, los partidos y diputados que comparten los criterios de selección del Ejecutivo y del “Patriota”, la tiraron al cesto de la basura al negociar cuotas que pasan atropellando la dignidad de los profesionales que llenan y han cumplido con todos los requisitos, y esperan que los diputados den su voto pensando en el futuro del país, y no en sus intereses partidarios.
Por supuesto que ese proceder lo aplauden aquellos que tienen la cola machucada, ya sea por juicios pendientes, por la reincidencia de violaciones a derechos humanos, o por la falta de finiquitos que debe extender la Contraloría General de Cuentas, de lo cual carecen muchos de los candidatos.
Si en el Congreso, como debe ser, se dieran serios debates y no sucias componendas, tendrían que prevalecer los intereses del país, las observaciones y recomendaciones de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala, las de organizaciones de la sociedad civil y de analistas independientes que claman porque el TSE sea integrado por profesionales calificados y honorables, independientes y sin vínculos políticos, pues en sus manos está fortalecer la institución, ver las reformas a la Ley Electoral y de Partidos Políticos y las elecciones generales, entre muchas otras cosas que deben atar las manos de los políticos y organizaciones que participarán en la próxima contienda.
Lo que el Gobierno y el Partido “Patriota” han hecho con las reuniones realizadas, o el intento de reuniones para alinear diputados o negociar la composición del TSE, es impunidad, es seguir prostituyendo el recinto parlamentario, es atentar contra la neutralidad política que debe caracterizar a los magistrados del TSE, es echar por la borda la autonomía e independencia que debe mantener en todo momento y en los procesos electorales.
Integrar un tribunal supremo con quienes respondan a intereses partidarios, le resta toda credibilidad y confianza. La honorabilidad, que la misma Comisión de Postulación dejó por un lado, los partidos y diputados que comparten los criterios de selección del Ejecutivo y del “Patriota”, la tiraron al cesto de la basura al negociar cuotas que pasan atropellando la dignidad de los profesionales que llenan y han cumplido con todos los requisitos, y esperan que los diputados den su voto pensando en el futuro del país, y no en sus intereses partidarios.
Por supuesto que ese proceder lo aplauden aquellos que tienen la cola machucada, ya sea por juicios pendientes, por la reincidencia de violaciones a derechos humanos, o por la falta de finiquitos que debe extender la Contraloría General de Cuentas, de lo cual carecen muchos de los candidatos.
Si en el Congreso, como debe ser, se dieran serios debates y no sucias componendas, tendrían que prevalecer los intereses del país, las observaciones y recomendaciones de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala, las de organizaciones de la sociedad civil y de analistas independientes que claman porque el TSE sea integrado por profesionales calificados y honorables, independientes y sin vínculos políticos, pues en sus manos está fortalecer la institución, ver las reformas a la Ley Electoral y de Partidos Políticos y las elecciones generales, entre muchas otras cosas que deben atar las manos de los políticos y organizaciones que participarán en la próxima contienda.
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