…lo engrilletaron, lo amordazaron con masking tape, lo metieron en un costal, lo tiraron al carro con placas oficiales y se lo llevaron con rumbo desconocido.
Miguel Ángel Albizures
Para muchos, no dice nada el nombre porque no acostumbran leer, porque les importa poco el pasado tenebroso que vivimos, porque no se enteraron de lo que sucedió en Guatemala durante el conflicto armado interno, o porque son adolescentes que no sufrieron la guerra que la niñez de esa época y nosotros los adultos, sufrimos. No pueden saber lo que eran los carros tipo bronco, con hombres sombrerudos fuertemente armados recorriendo calles y avenidas y frente a quienes, mejor no volteábamos a ver porque podían considerarnos sospechosos por observar sus movimientos.
Así eran los que un día 6 de octubre de 1981, tomaron por asalto la casa de la familia Molina Theissen, no encontraron a quien buscaban y lo engrilletaron, lo amordazaron con masking tape, lo metieron en un costal, lo tiraron al carro con placas oficiales y se lo llevaron con rumbo desconocido. Así lo arrancaron a él de su hogar para exigir que, a cambio de él se presentara su hermana que valientemente había burlado su vigilancia y se fugó de la cárcel en donde la tenían acusada de guerrillera. No importa si lo era o no, pero constitucionalmente y de acuerdo con las reglas de la guerra, ningún prisionero debe ser vejado y ella lo fue cruelmente. Y Marco Antonio quién sabe qué le hicieron, pero lo cierto es que ya estaría por cumplir 52 años y sin lugar a dudas, tendría unos cuantos hijos y nietos útiles a esta patria que su familia le enseñó a amar entrañablemente.
No culpamos de nada a quienes no saben nada de este caso, ni a quienes no quieren saber nada del pasado, pero sí a quienes quieren sepultarlo para ocultar sus crímenes. En el banquillo de los acusados, hay cinco miembros de la institución armada, unos más culpables que otros y si alguno de ellos no va a la cárcel por este crimen de secuestro y desaparición, lo será por otros cuantos de los 45 mil detenidos desaparecidos o de las 200 mil personas que murieron en las masacres. Que los cinco tienen manchadas las manos de sangre, es indudable, y no por la muerte de guerrilleros, sino por la muerte de población civil que según lo declaró Otto Pérez Molina en la región ixil en 1982. “La población es para la guerrilla, lo que el agua es para el pez” y por eso no se enfrentaron a la guerrilla, sino exterminaron poblaciones enteras. Por eso ha sido el juicio por genocidio, por la intencionalidad de terminar con el pueblo ixil.
El juicio se produce 12 años después que la Corte Interamericana de Justicia, condenó al Estado de Guatemala por la desaparición de Marco Antonio y exigió la investigación y juicio a los responsables, pero así es la justicia, tarda, pero llega, y a ellos les ha caído encima por un caso, pero falta mucho más y no se trata de venganza, sino de justicia, justicia que hoy estira su mano y llega a quienes siempre actuaron y siguen actuando impunemente. Así como no olvidamos a las víctimas, no podemos olvidar a los nombres de los victimarios: Benedicto Lucas García, Manuel Callejas, Francisco Gordillo, Edilberto Letona, Hugo Zaldaña Rojas y muchos otros más.
https://elperiodico.com.gt/opinion/2018/03/08/marco-antonio-molina-theissen/